Jelena Dokic no duda en afirmar que el precio que pagó por el éxito en su carrera como tenista fue demasiado alto.
La australiana nacida en Yugoslavia llegó a ser la número 4 en el mundo, pero dice que sufrió años de abusos físicos y mentales por parte de su padre Damir, quien la entrenó desde chica.
Dokic, de 34 años, ha alegado que fue golpeada con un cinturón de cuero, recibió patadas en las espinillas por no entrenarse bien y que solía quedar magullada y ensangrentada.
Trabaja como entrenadora y recientemente escribió su autobiografía. En una entrevista con el programa Sportshour del Servicio Mundial de la BBC, habló sobre los años de abusos y tener pensamientos suicidas.
«Mi padre pensó que yo era una vergüenza»
La relación con su padre fue normal hasta que comenzó a jugar al tenis a los 6 años. Casi de inmediato, comenzó el abuso verbal, emocional y físico.
Pese a ello logró ascender en el mundo del tenis y a los 16 años, en 1999, le ganó en Wimbledon a la entonces número 1 del mundo, la suiza Martina Hingis, y un año después se metió entre las cuatro mejores del tercer Grand Slam del año al caer en semifinales.
«Eso debería haber sido uno de los mejores momentos», dijo Dokic, «pero después del partido mi padre pensó que yo era una vergüenza y no me permitió volver al hotel«.
«Tuve que quedarme en Wimbledon en el salón de jugadores esa tarde y esa noche e intentar dormir allí. Me escondí esperando que nadie me fuera a encontrar, pero los limpiadores lo hicieron a las 11 de la noche. Tuve que buscar otro lugar donde dormir por la noche, sin dinero, sin tarjeta de crédito, nada».
El padre de Dokic no pudo concurrir durante seis meses a los torneos de mujeres después de lanzar insultos por el tamaño de su porción de salmón en la sala de jugadores del Abierto de Estados Unidos en el 2000. En Wimbledon, ese mismo año, le gritó a los espectadores y le rompió el teléfono a un periodista.
«La gente vio cómo era mi padre, cómo se comportaba, todos conocemos los incidentes de Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y el Abierto de Australia. Y basándote solo en eso, pensarías que algunas personas podrían haberse acercado para preguntarme cómo estaba. Una palabra amable hubiera sido suficiente, pero no sucedió«.
«Y tampoco entendí a los medios, porque todo lo que hacía era visto como algo gracioso y una broma (…) No fue gracioso porque una niña de 14 o 15 años se iba a casa con esta persona«.
En el libro Unbreakable (Irrompible), a publicarse en enero, Dokic cuenta que consideró suicidarse: «Sentí que todos estarían mejor si yo no estaba aquí. Todo lo que quería era tener una vida normal y poder jugar al tenis en paz.»
«No hablo con mi padre»
En 2009, Damir fue encarcelado por amenazar al embajador australiano en Serbia con una granada de mano. El mismo año Jelena regresó al circuito después de haber jugado un solo Grand Slam entre 2005 y 2008, ya que su ranking había caído al puesto 621. Terminó retirándose en 2014.
A pesar de sus intentos, ella y su padre no están en contacto: «Intenté reconciliarme con él algunas veces a lo largo de los años y simplemente no ha sido posible. Es difícil comunicarse con alguien que piensa que no ha hecho nada malo y no ha mostrado ningún remordimiento«.
«Hice todo lo que pude haber hecho por él y mi familia: cuando salí de casa le di todo mi dinero y seguí haciéndolo durante años. Pero llegó a una etapa en la que ya no se trataba del tenis; se trataba de si alguna vez podría volver a vivir una vida normal después de casi suicidarme».
«Viví durante casi 30 años con algún tipo de dolor, así que creo que era hora de seguir adelante y mirar hacia el futuro (…) ¿A veces deseo tener un padre normal? Absolutamente. Pero no puedes elegir a tus padres y tengo la suerte de estar aquí, todavía pienso que soy más afortunada que la mayoría».
La BBC no pudo contactar a Damir Dokic para obtener una respuesta.