Nueva York.-El “sí oficial” de Floyd Mayweather a la tan esperada pelea contra Manny Pacquiao se ha transformado en el capítulo final de una novela de misterio, a la que solo le falta el detective privado Philip Marlowe para destrabar la incógnita: ¿habrá o no habrá pelea?

Como la figura central de una novela de Raymond Chandler, Mayweather se ha encargado en las últimas semanas de sembrar pistas negativas y positivas por igual.

Con ello ha logrado mantenernos a todos expectantes y prendidos a su díscola manera de jugar con el interés de los fanáticos y de la prensa en general.

Primero lo descarta, luego aparece en televisión en vivo para enviarle un mensaje al filipino : “Vamos a darle a la gente la pelea que la gente quiere”.

Luego alega que él quiere, pero es Bob Arum el que lo impide.

Sin embargo, en otra pista positiva, Mayweather a la semana regresa al principio y dice que quiere pelear, aunque al día siguiente dirá que nada ha sido firmado, hasta que a todos nos sorprende con su presencia en un juego del Miami Heat junto con Manny Pacquiao.

Se reunieron y pareció todo resuelto.

Nuevas pistas positivas permitían ya vaticinar como inminente el anuncio oficial. Pero nada se anunció y por el contrario se sumaron otros rumores.

Uno de ellos, que pelearían en septiembre porque no daba el plazo para mover toda la máquina publicitaria si fijaban la pelea para el 2 de mayo y en otro rumor, se insinuaba que en la conversación privada del 27 de enero en Miami, los dos podrían haber acordado enfrentarse en 2016.

¿Y ahora? ¿Qué esperar o a quién creerle? Hasta hoy creíamos que el filipino ya había firmado, pero resulta que según Floyd ninguno ha rubricado nada.

La angustiosa espera, parece que se va a prolongar hasta el límite del hastío. todo parece estar dispuesto encima de un libreto que solo Floyd Mayweather conoce y decide su final.