No son nuevos los incidentes lamentables que se escenifican en el Congreso Nacional. Las sesiones no revisten la solemnidad de esa alta investidura, ya que durante los debates los legisladores se dedican a “chatear”, otros a hablar como muchachitos de escuela y otros a “pasillar” entre sus colegas.
Muchos congresistas no saben lo que fue aprobado durante una sesión, sin importar lo delicado o trascendente del proyecto. Esto viene por la discusión entre diputados en la sesión del martes.