Más tiempo para lo urgente

Más tiempo para lo urgente

Más tiempo para lo urgente

Federico Alberto Cuello

Inundaciones en Seúl y Santo Domingo. Hambrunas en Nepal y Somalia e inflación en todo el mundo. Involución educativa en América Latina.

Por la pandemia la educación va en reversa. Por la guerra de Ucrania la pobreza volvió a crecer. Y por el cambio climático queda claro que la infraestructura no está a la altura en ningún país.

Peligran así los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acordados por consenso en septiembre 2015.
¿Qué negociador podía esperar una pandemia que paralizó el mundo?

¿Quién se iba a imaginar que un país celoso de la autodeterminación y del respeto a las fronteras pisotearía el derecho internacional?

¿Qué país está preparado para un mundo en el que lo normal es sufrir eventos climáticos extremos?
Los retrasos derivados de estas perturbaciones imprevistas impedirán cumplir los ODS para 2030, postergándolos para 2050 en Asia, para 2063 en América Latina y para 2100 en África.

Así de claro lo planteó el coreano Ban Ki-moon, 8vo secretario general de la ONU, en un almuerzo en Seúl con los embajadores latinoamericanos.

Quizá por ello su sucesor en la ONU, el portugués António Gutérres, impulsa desde ya la organización de cuatro nuevas cumbres: sobre el cumplimiento de los ODS, sobre acción climática (ambas en 2023) y sobre generaciones futuras (en 2024), culminando en la cumbre social mundial para 2025.

Estas cumbres permitirán evaluar la situación con precisión, desarrollando en más detalles lo analizado en el valioso documento ‘Nuestra agenda común’ (2021), presentado por Gutérres en ocasión del 75 aniversario de la ONU.

Ban Ki-moon espera que la cumbre social mundial lance un proceso que culmine en el relevo de los ODS a partir del 2030.

Claramente, muchos fueron los errores cometidos a todo nivel.
¿Cuántos gobiernos integraron los ODS a sus políticas nacionales?
¿Cuántas agrupaciones regionales los incorporaron a su normativa comunitaria?
¿Cuántos organismos internacionales ajustaron sus programas de financiamiento a nuestras necesidades imperiosas?

Sólo para el cambio climático se prometió financiamiento por US$100 mil millones anuales, cifra jamás alcanzada hasta la fecha.

Mucho menor fue el compromiso efectivamente demostrado para cubrir los requerimientos nacionales de recursos que conlleva cumplir con los demás ODS.

Así, es mucho lo que la comunidad internacional tendrá que ajustar en una eventual agenda pos-2030.
Para construir sociedades más resilientes, con economías diversificadas, crédito asequible y accesible, así como servicios sociales universales y de calidad.

Para contar con ciudades sostenibles, forestas preservadas y seguridad alimenticia y nutricional.
Para tener la infraestructura de agua, saneamiento, electricidad, transporte y comunicaciones adaptada a un cambio climático que tomará mucho tiempo controlar.

Para descarbonizar la agricultura, la industria, los servicios, los transportes, las oficinas y viviendas.
Para tener una economía circular sin desechos ni desperdicios, más intensiva en innovación y menos en la competitividad artificial de los salarios reales estancados.

Para lograr, en suma, un mundo menos desigual, sin pobres, refugiados de guerra o emigrantes económicos.
Para todo eso, que es urgente, se necesita más tiempo. Preparémonos pues para el debate, sin por ello dejar de trabajar en lo acordado.



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