El pasado 18 de febrero se llevaron a cabo las elecciones municipales para que dominicanos y dominicanas eligieran unos tres mil ochocientos cuarenta y nueve alcaldes, regidores, directores de distritos y vocales de manera democrática.
El torneo electoral conjugó a hombres y mujeres de distintos partidos políticos con el fin de influir directa o indirectamente en las decisiones políticas a favor del bien común que el Estado debe proteger y resguardar.
Los nuevos comicios fueron un escenario para quienes estuvieran hábiles para votar eligieran sus representantes a nivel del gobierno local y, como siempre, los candidatos del género masculino obtuvieron el mayor número de plazas ganadas; resultado que debe motivar a promover cada vez más la participación de las mujeres en política.
Estudios indican que existen factores que disminuyen la participación política de las mujeres y, coinciden entre otros aspectos que la política se relaciona íntimamente con el espacio público, mientras el desarrollo práctico de las mujeres es del ámbito privado; teoría que no suscribo en todas sus partes por la entrada de las mujeres al mercado laboral.
Por lo anterior, entiendo que existen otros obstáculos para la participación efectiva de las mujeres en política que no solo se limita a la doble carga y distribución desproporcionada del trabajo doméstico, también, responde a roles tradicionales de género, actitudes y normas discriminatorias; modelo de política dominado por hombres que ningunean su valor y contribución; falta de apoyo de los partidos políticos y exclusión de estructuras de toma de decisión; pocos recursos económicos; débil educación política; percepción de la política como “sucia” y “corrupta” y, la violencia que viven las mujeres dentro y fuera de los partidos políticos, para mencionar algunos aspectos.
Las mujeres han logrado avances notables en muchas profesiones, la política no es una de ellas. De hecho, en todo el mundo, las féminas han brillado por su ausencia en la mayoría de decisiones y formulación de políticas públicas, sin tomar en cuenta que la participación y liderazgo de las mujeres en igualdad contribuyen a un mejor país y fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible antes de 2030.
Entrar a la política al más alto nivel ha supuesto un desafío para las mujeres, aun teniendo las mismas oportunidades. Erradicar esta práctica y, demandar políticas incluyentes y modelos que promuevan mayores niveles de participación del talento femenino debe ser un objetivo a lograr a futuro, de lo contrario, la paridad de género en política no será alcanzada.