Más humildes, más humanos

Más humildes, más humanos

Más humildes, más humanos

German Marte

Además de los graves daños a la salud del pueblo y a la economía nacional, la pandemia del coronavirus ha venido a demostrarnos cuán vulnerables somos.

Ante el coronavirus todos los hombres no son más que simples mortales, víctimas potenciales de un virus minúsculo e invisible.

Según las estadísticas de la Universidad de John Hopkins, hasta este lunes, a nivel global se habían reportado 86, 195,556 casos de la enfermedad, mientras que 1,863, 065 personas habían fallecido a causa de la misma.

En República Dominicana, hasta ayer se habían reportado 175,849 casos y un total de 2, 419 fallecidos… y contando.
No importa si se trata de un niño desnutrido de un barrio paupérrimo de Bangladesh, Haití, Bolivia o República Dominicana, o si es un artista famoso, un político en ascenso o un gran médico. El Covid-19 es capaz de acabar con su vida en cuestión de días. Y si no te mata, por lo menos puede dar un susto.

¿Quién no ha sufrido la pérdida de un amigo, un familiar, un compañero de trabajo o al menos algún conocido a causa de la pandemia? Difícilmente usted converse con una persona que no tenga o sepa de alguien que se contagió, estuvo muy enfermo o falleció a causa del Covid.

Además de los graves daños físicos que es capaz de producir, en muchos casos el virus deja una secuela que van desde la depresión hasta el sentimiento de culpa, según nos explica el psicólogo Luis Vergés. Y todo esto se añade el estigma: “fulanito tiene covid”.

Lo cierto es que este virus diminuto ha puesto de rodillas a la humanidad. Y debería servir para darnos a todos una lección de humildad, sobre todo a individuos, instituciones y naciones, que se creen superiores a otros, solo porque la vida les ha brindado la oportunidad de tener más recursos.

Cada hombre o mujer es un ser especial, valioso, pero a la vez igual al resto de la humanidad. Hoy estamos vivos, saludables, y mañana no sabemos. Siempre ha sido así, pero ahora el coronavirus ha venido a recordarnos esa vulnerabilidad.

La esperanza es que las distintas vacunas que ya han empezado a fabricarse lleguen a tiempo y que funcionen.

El Gobierno dominicano ya firmó un acuerdo para adquirir 16 millones de dosis de la vacuna fabricada por la farmacéutica Astrazéneca (de Estados Unidos), pero como todos los países pequeños, tendremos que esperar a que los grandes se sirvan primero.

Yo, en lo personal, sea esta o cualquier otra que llegue primero, me vacunaré tan pronto este disponible.
Mientras tanto sigo pensando que el coronavirus debería servir para hacernos más humildes, mejores seres humanos.



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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