Símbolo de la división entre militares y la alianza popular.
Santo Domingo.- Cincuenta y ocho años después, ¿qué retiene el pueblo dominicano de la Revolución del 65? Una investigación, tres generaciones después, debería aportar información relevante sobre la valoración en la sociedad de hoy del momento más caliente de la transición pos-Trujillo.
El gobierno de facto de entonces, con un año y siete meses en el poder, era el objetivo, aquel 24 de abril, cuando empezó el golpe y fue sacada a la calle una parte de la base social urbana en la capital, centro administrativo nacional.
Antes de que alcanzara un grado notable de concreción, el golpe tenía una consigna firme en la vuelta a la constitucionalidad, que consistía en hacer un pliegue con el año y siete meses de administración y volver al gobierno derrocado el 25 de septiembre de 1963 mediante un golpe cívico militar. Andando los días se abrirían puertas y ventanas para otras ideas.
En los dos casos la parte activa y más visible la constituían los militares, que habían quedado divididos en septiembre del 63 y esta fractura haría crisis en abril del 65, un hecho que obligaría al gobierno de los Estados Unidos de América a poner las formas diplomáticas a un lado y hacerse abiertamente beligerante en el conflicto dominicano.
Este hecho volvió compleja la política dominicana, que dejó de ser la pugna entre las expresiones políticas de sectores económicos y sociales para ser la crisis en un punto geoestratégico de gran calado, debido al caso cubano, sin opción para cualquier tendencia que no estuviera dispuesta a pactar con el interventor.
Evasión
— Al éxtasis
Tres generaciones viven al margen de la política como se vivió hace 58 años. Ideologías, ¿qué le importan a nadie? Los estilos de vida están centrados en el consumo y la evasión al “mundo feliz” huxleyano.
*Por Eric Javier
