Uno no sabe si enfurruñarse con el Ministerio de Obras Públicas o con el periódico que tira al fuego más leña contra nuestro turismo, al destacarlo alegremente sin contexto, por la barrabasada de abrir nueva vez la represa de basura del río Ozama sin prever que todo el litoral de Santo Domingo quedará anegado de plásticos y otros desperdicios.

Ya ha ocurrido igual varias veces antes y rehusamos aprender la fácil lección.

Cada vez que las autoridades incumplen su deber de limpiar el río y evitar que se llene de basura, y luego abren compuertas como quien da llave a un inodoro, las fotos del desastre no solo adornan primeras páginas locales, sino que van por el mundo dañando la imagen y prestigio dominicanos, bastante vapuleados en estos días.

¿Es que esta es la única ciudad incapaz de exigirle al Gobierno central que cumpla un deber esencial? Luego andan los publicistas de Obras Públicas ninguneando al Ayuntamiento alardeando por limpiar su propio tollo. Este cuento ya aburre… Ojalá Gonzalo se pronuncie.