La veterana periodista Margarita Cordero opina sobre el tratamiento periodístico a los feminicidios.

Margarita Cordero es una periodista, feminista y con una amplia trayectoria en medios radiales, televisivos y escritos. En 2015 ganó el Premio Nacional de Periodismo República Dominicana por su «trayectoria ética» y «su sensibilidad social». Cordero se ha destacado como ejecutiva de medios de comunicación, así como por su defensa a la libertad de prensa, la emancipación de la mujer y, de manera particular, por sus permanentes esfuerzos contra la violencia de género.

Fundó el periódico digital 7dias.com.do, con ella abordamos tema como: actualización de los contenidos en las Escuelas de Comunicación, género y comunicación y la concentración de los medios…

Jesús Díaz- ¿Usted que fue de las fundadoras del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa?

Margarita Cordero- No fui fundadora del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa. Fui miembro, y llegué en el 1981 a secretaria general, del Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales, entidad que gestó y logró la aprobación de la Ley 148-83 de Colegiación Periodística, finalmente sustituida por la Ley 10-91.

 JD- ¿Cree falta actualización de los contenidos en las Escuelas de Comunicación de las universidades del país?

MC- Si juzgamos por la calidad profesional de un alto porcentaje de los egresados de las escuelas de Comunicación, es notoria la urgencia de una profunda revisión curricular que actualice los contenidos e incorpore los saberes en permanente renovación que propician las tecnologías y, ahora, la inteligencia artificial.

Margarita Cordero fue premio Nacional de Periodismo 2015.

JD- En una entrevista de hace seis años usted dijo que las Escuelas de Periodismo deberían cerrarlas todas y reformularlas. ¿Seis años después sigue pensando igual?  

MC- Sigo pensando que las escuelas de Periodismo están abocadas a una revisión crítica porque la mayoría de quienes egresan de sus aulas no satisfacen los requisitos profesionales mínimos. Basta para comprobarlo leer los medios impresos y digitales, y detenerse en los programas noticiosos televisivos.  Frente a un resultado insatisfactorio, lo académicamente responsable es buscar y remediar las causas.

  JD- Usted que maneja el tema de género y comunicación, ¿qué observa en los contenidos de los medios de comunicación masivos del país?

MC- Sin adoptar la perspectiva de género como parte de la política informativa y editorial, el tratamiento que dan al tema los medios impresos, incluidas sus versiones digitales, guardan una notable distancia del que dan los medios electrónicos. Esto no implica que los primeros estén libres de culpa en la reproduccción de las desigualdades de género. Respecto a los segundos, basta con detenerse a ver los programas de entretenimiento y no pocos de panel, independientemente del soporte, para constatar lo poco que ha avanzado la cultura social dominicana en el camino hacia la igualdad de mujeres y hombres.

Margarita Cordero

JD- ¿Cuál es el tratamiento periodístico que le dan los medios dominicanos a los feminicidios?

MC- El peor imaginable. Ni siquiera el término feminicidio es el que prevalece cuando se informa sobre esta expresión extrema de la violencia de género.  Cuando se usa en el titular, el cuerpo de la nota termina frecuentemente vaciándolo de contenido. Trabajo el tema de los feminicidios desde hace alrededor de seis años. Cada trimestre publico una mínima reseña de las víctimas en un esfuerzo para que sus tragedias y nombres no sean mera crónica roja. Sobre un mismo caso leo todo lo que puedo encontrar en internet. Es una lectura desoladora: la víctima es revictimizada al infinito.

JD- ¿Le preocupa el tipo de periodismo que se está haciendo en la actualidad?

MC- Cuando hablamos de “actualidad”, subyacen la comparación con el pasado y la nostalgia. Preocupación con el periodismo ha existido siempre y seguirá existiendo, pero estas preocupaciones no son las mismas a lo largo del tiempo. Si tengo que señalarle un déficit, me remito a lo que ya he dicho sobre su pobre calidad, que es redaccional y de contenido. El aspecto ético es harina de otro costal.

JD- Los salarios de los periodistas dominicanos siguen siendo mínimos ¿Podrá el Colegio de Periodistas (CDP) aunar esfuerzos para cambiar esa realidad?

MC- El Colegio Dominicano de Periodistas no tiene fuerza de ley para negociar salarios, no es un sindicato. Si así lo decidiera, podría ejercer una suerte de presión moral sobre los dueños de medios, pero nada más.

JD- ¿La concentración de los medios de comunicación es un problema en nuestra democracia?

MC- Este es un viejo debate cada vez más debilitado. Desde luego, su debilidad no anula su pertinencia. Me inscribo en la lista de quienes sostienen que la concentración es perniciosa para la democracia aquí y en cualquier parte del mundo donde rija este sistema político.

JD- La periodista y escritora argentina Leila Guerriero dijo una vez que ‘’el discurso que el poder quiere que nos compremos es que todo el periodismo es servil’’. ¿Si partimos de esa premisa hay periodistas serviles al poder en el RD?

MC- Si interpreto bien la frase de Leila Guerriero, lo que ella reivindica es enfrentar la idea de que la totalidad de los periodistas, hombres y mujeres, caben en el mismo saco del servilismo al poder. Coincido con ella en que no debemos comprar ese discurso que nos iguala en la abyección, pero como no he leído el texto al que pertenece la frase, no me atrevo a interpretarla más allá ni a derivar conclusiones basada en ella.

JD- ¿Qué le enorgullece a Margarita Cordero como profesional del periodismo?

MC- Ser periodista.

JD- ¿Qué recomendación les hace a los jóvenes periodistas una premio Nacional de Periodismo? 

MC- La pregunta me pone en plan pontificador, que no es algo que me agrada. Ser Premio Nacional de Periodismo es una consecuencia de mi ejercicio, no una licencia para andar repartiendo consejos. Sí soy reiterativa en mi opinión de que todo periodista debe fijarse como propósito alimentar sus capacidades intelectuales; para lograrlo no hay mejor medio que la lectura.