Marchena: el comunicador que transformó la vocería gubernamental

Hace algunos años tuve la oportunidad de entrevistar a Roberto Rodríguez Marchena, entonces parte del equipo en el área de comunicación del presidente Leonel Fernández y quien más tarde asumía como director de Prensa del Palacio Nacional y vocero del gobierno del presidente Danilo Medina.
La entrevista, publicada a página completa en el matutino Hoy, donde trabajaba como responsable de la fuente presidencial, no fue una entrevista más. Era un momento clave: Rodríguez Marchena marcaba un antes y un después en la comunicación gubernamental dominicana, convirtiéndose en una figura pionera en la vocería oficial del Estado.
Hasta ese momento, la figura del vocero del gobierno no existía de manera estructurada en la Administración pública dominicana.
Sí, había comunicadores designados, pero la idea de tener un portavoz oficial, con funciones claras de explicar, defender y contextualizar las decisiones del Poder Ejecutivo, fue algo relativamente nuevo. Rodríguez Marchena asumió ese rol con determinación, profesionalismo y una visión moderna de la comunicación institucional.
Su primer contacto con la Administración pública se dio en el año 1996, durante el inicio del primer gobierno del presidente Leonel Fernández. Aunque entonces no ocupó la Dirección de Prensa, ya se perfilaba como un asesor clave en estrategias de comunicación.
Su cercanía con Danilo Medina, entonces ministro de la Presidencia, era evidente. De hecho, cuando Medina renunció a ese cargo, Rodríguez Marchena también presentó su renuncia, dejando claro que su trabajo respondía más a un proyecto de equipo que a una simple función burocrática.
No fue sino hasta 2012, con la llegada de Medina a la presidencia, cuando Rodríguez Marchena asumió plenamente la Dirección de Comunicación del Gobierno. Desde ese espacio, no sólo sirvió como vocero, sino que lideró una transformación profunda de la manera en que el Estado dominicano se comunicaba con sus ciudadanos. Acompañado de un equipo técnico altamente profesional, Rodríguez Marchena apostó por una comunicación cercana, pedagógica y, sobre todo, estratégica.
Entre sus logros más destacados figura el uso eficiente de los medios digitales y las redes sociales como herramientas clave para comunicar las acciones gubernamentales.
Bajo su liderazgo, se desarrollaron contenidos explicativos, audiovisuales e infográficos que permitieron a la ciudadanía entender mejor las decisiones y programas del Gobierno.
Su estilo directo, aunque en ocasiones confrontacional, generaba debate, lo que no es menor en un país donde, históricamente, la vocería oficial solía limitarse a notas de prensa y declaraciones protocolares.
Rodríguez Marchena defendía una idea central: que la comunicación no es un adorno, sino una herramienta de gobernanza. Para él, comunicar era también rendir cuentas, humanizar las decisiones del poder y fortalecer la institucionalidad democrática.
Por eso no esquivaba los temas difíciles ni los momentos de crisis. Siempre estaba dispuesto a explicar, incluso si eso implicaba recibir críticas. Sabía que la comunicación no podía ser simplemente un instrumento de promoción política, sino una vía de conexión con la gente.
Hoy, con su partida física, República Dominicana pierde a uno de los comunicadores más lúcidos y comprometidos con el servicio público.
Más allá de las filias o fobias políticas, hay que reconocer en Rodríguez Marchena a un profesional que supo dignificar el rol del comunicador institucional. Su legado queda como un referente para quienes entienden la comunicación como un puente, no como un muro.
En tiempos donde la posverdad y la desinformación dominan muchos espacios, figuras como la suya nos recuerdan que el oficio de informar, cuando se hace con ética, inteligencia y vocación, es también una forma de servir al país.
Etiquetas
Artículos Relacionados