Manos que dan, esperan

Manos que dan, esperan

Manos que dan, esperan

DILENIA CRUZ

El título de este artículo es un refrán dominicano que bien puede implicar el equilibrio entre el dar y recibir, pero no siempre ocurre de ese modo y las personas que no aprenden a manejarse en balance tienden a vivir con un mal sabor en el alma.

Bert Hellinger, creador del método terapéutico llamado constelaciones familiares, detalló a cabalidad cómo funcionan las relaciones interpersonales, tanto en la familia, pareja, trabajo y demás ambientes cuando se trata de estar en orden y armonía dentro del proceso de dar y recibir.

El tema me llegó mientras almorzaba con mi esposo y un amigo; ambos son amigos por más de 30 años y en nuestros tradicionales almuerzo ambos tienen un pequeño baile de quien paga (los dos quieren pagar siempre), mientras yo les digo que tomen turnos.

Durante esa sabia charla, me abrí al conocimiento y logré identificar que ambos amigos dan en abundancia casi como una necesidad de dar, pero al igual que la mayoría de los mortales pueden llegar a sentirse desilusionados cuando no hay reciprocidad. Pasa en todo, cuando alguien da y otro recibe sin devolver algo a cambio, la relación se estanca y muere.

Quien da demasiado sin recibir en la misma medida e incluso sin recibir nada llega a sentirse cansado, burlado, usado, poco apreciado entre otros sentimientos. En cambio la persona que recibe y no da, puede experimentar sentimientos de poco merecimiento.

Sin importar en cuál de los lados del proceso, hay manifiesta una herida de infancia con la madre y otras veces con el padre que bien puede ser sanada desde el alma mediante las terapias de constelaciones familiares. Revisa tus emociones y cómo te sientes en ese proceso, y haz lo que necesitas para detener ese bucle agobiante.



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