¿Hay razones reales para afirmar que diversos sectores de la economía nacional están en manos extranjeras? ¿Hay en dichos sectores más asalariados extranjeros que trabajadores nacionales? ¿Son la agropecuaria y la construcción dos ejemplos de ese fenómeno?
De un tiempo a esta parte, en materia económica, realidad y percepción se confunden.
Podemos afirmar por la percepción que ciertamente el sector agrícola está en manos extranjeras.
Lo mismo podría decirse de la construcción, a todos los niveles y en diversas provincias del país, incluyendo el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, donde se levantan importantes proyectos inmobiliarios.
¿Quién tiene la solución para revertir esa realidad? La respuesta es obvia, pero no hay un solo responsable. Hay que buscar la causa en la remuneración que reciben las manos extranjeras por el trabajo que hacen y el salario que deberían recibir las manos nacionales.
La paga, sencillamente, no resulta atractiva para que los dominicanos trabajen con ahínco en ciertos sectores de la vida nacional. De no tomarse una decisión, si desde el Gobierno y los inversionistas no se piensa en consolidar el futuro económico del país, veremos cada vez más deserción en los sectores laborales tradicionales.
Eso influye, necesariamente en la apuesta al trabajo de calidad que se promueve en propuestas, discursos y promoción a la inversión, pero dramáticamente desmentidas en la realidad.