Por: Josefina Reynoso*

En el epicentro de debates que capturan la atención de nuestro país, especialmente en el fervor de los compromisos electorales, emerge un hallazgo preocupante que desafía la narrativa oficialista.

Recientes datos del Latino Barómetro arrojan luz sobre una realidad que contradice las afirmaciones gubernamentales, revelando un escenario de inseguridad que afecta profundamente a la población dominicana.

Desde el Centro de Estudios de Seguridad y Defensa (CESEDE), nuestros análisis sistemáticos anticiparon un incremento en la tasa de criminalidad que, de acuerdo con proyecciones, superaría los márgenes registrados en 2022. Contrario a estas expectativas y en un giro que sugiere una manipulación de las estadísticas, se afirmó que la tasa de homicidios se había estabilizado en un 12.37% hacia el cierre del año, una cifra presentada por el ministro Santos en un intento de tranquilizar a la ciudadanía.

Sin embargo, la realidad, tal como la documenta el Latino Barómetro, pinta un panorama distinto y más sombrío. En 2023, la tasa de victimización por delincuencia en la República Dominicana experimentó un alarmante aumento, alcanzando el 24%. Este incremento no solo refleja la gravedad de la situación, sino que también resalta la percepción de una quinta parte de la población dominicana, quienes identifican a la delincuencia como uno de los principales flagelos que enfrenta el país.

A esto se suma un elemento de preocupación adicional: la oscuridad informativa en la que parece operar el Centro de Análisis de Datos de la Seguridad Ciudadana (CADSECI). Este organismo, encargado de recabar, consolidar y procesar información relevante sobre la seguridad ciudadana, ha pasado meses sin proporcionar un dato actualizado. Esto plantea la pregunta: ¿Está cerrado el CADSECI, o simplemente se mantiene en silencio para no dar a conocer las estadísticas reales de criminalidad en la nación?

Este silencio informativo no hace más que agravar la desconfianza de la población en las instituciones encargadas de su seguridad. La falta de transparencia y la posible manipulación de datos no solo entorpecen el análisis objetivo de la situación, sino que también impiden la implementación de soluciones efectivas.

El Barómetro de las Américas, fuente de estos datos, se erige como una encuesta de opinión pública de gran alcance, abarcando múltiples naciones, regiones y culturas del continente americano. Su objetivo es medir los valores y comportamientos democráticos de los ciudadanos, proporcionando así una imagen fidedigna de las preocupaciones y desafíos que enfrentan las sociedades en esta parte del mundo.

Frente a este escenario, resulta lamentable que se intente manipular y distorsionar la percepción pública respecto a un tema tan crucial como lo es la seguridad ciudadana. La evidencia presentada por el Latino Barómetro y la preocupante inacción del CADSECI refutan claramente los intentos del gobierno de minimizar la gravedad del problema, recordándonos la sabiduría popular que reza: «Lo que está a la vista no necesita espejuelos».

Este análisis no solo destapa otra capa de manipulación gubernamental y falta de transparencia institucional, sino que también subraya la importancia de acceder a fuentes de información confiables y verificables. La seguridad y el bienestar de la ciudadanía deben ser prioridad, sin lugar a distorsiones ni engaños. La realidad de la delincuencia en la República Dominicana exige acciones concretas, una política de transparencia y una rendición de cuentas que restaure la confianza en nuestras instituciones.

*La Dra. Josefina Reynoso es directora del Centro de Estudios de Seguridad y Defensa (CESEDE) de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE).