El miércoles pasado en una comunidad suburbana de Villa Mella varias personas se constituyeron en asociación de malhechores para torturar hasta la muerte a un adolescente de 17 años, al que acusaban de haber intentado robar un motor.
La violencia que mostró el grupo mientras golpeaba al presunto delincuente pone de manifiesto unos niveles de crueldad asombrosos.
Para finalizar el episodio, uno de los involucrados rocía con gasolina al adolescente mientras que otro le prende fuego. Los golpes y las quemaduras le provocaron la muerte.
Algunos medios, incluyendo el periódico EL DÍA, tienen en sus archivos el video en el que se ve el linchamiento y los participantes, pero por los niveles de crueldad decidimos no compartirlo con nuestros lectores en nuestra edición digital.
Las autoridades están en la obligación de sancionar a quienes se toman la justicia en sus manos, aun en circunstancias nobles o extremas, pues de permitirlo estaría propiciando el caos social. Pero casos como el que se describe con mayores detalles en páginas interiores de este diario requieren una actuación inmediata del Ministerio Público.
Los que allí actuaron mostraron, además, un inusual irrespeto por la vida humana.
Los responsables de ese y de cualquier otro linchamiento merecen un castigo ejemplar, pues de quedar en la impunidad se estarían incentivando episodios similares en otra oportunidad.
