Hay una cantidad de frases que forman parte de la arritmia histórica del país; y que, como vía de consecuencia, entran dentro de los males que impiden nuestro desarrollo a plenitud.
Entre ellas podemos citar: “falta de transparencia”, “bajo incentivo de políticas públicas”, “falta de institucionalidad” “bajos niveles de desarrollo”, “mala calidad de vida de la gente”, “poco compromiso de las autoridades con iniciativas”, “incumplimiento de las leyes”, “debilidad en la justicia”, “mala gestión de transferencia de tecnología”, “inseguridad ciudadana”, “auge del narcotráfico”, y “aumento de la criminalidad”.
Ante este cuadro, ¿por dónde empezar? Indudablemente que un inicio importante estaría en hacer cumplir las leyes. De ahí pasaríamos a un proceso de fortalecimiento de la institucionalidad, que de acuerdo a los economistas, especialistas y empresarios, constituye el origen del conjunto de males asociados que frenan los demás procesos.
No importa la voluntad, o la actitud de los gobiernos. Sin un plan, debidamente coherente y respetado, no avanzaremos. Primero hay que instaurar el cumplimiento irrestricto de las leyes.
Todo lo demás vendrá como parte de ese nuevo orden. Solo así podremos elevar los niveles de desarrollo del país y la calidad de vida de todos los dominicanos.
