Lunes negro para República Dominicana
Hay días que se clavan en la historia como una astilla y que no se olvidan.
Un lunes de octubre de 1978, las bolsas del mundo colapsaron y el planeta supo lo que era el vértigo económico. A ese día se le llamó lunes negro, y desde entonces quedó asociado al caos.
Un lunes de enero de 1979, Brenda Spencer, una joven de solo 16 años, asesinó a tiros a varias personas desde la ventana de su casa con el rifle que le regaló su padre. Cuando le preguntaron por qué lo hizo, su respuesta fue tan simple como perturbadora: “I don’t like Mondays”.
Y un lunes de 1945, el mundo respiró tras años de horror: la Segunda Guerra Mundial había terminado. Ese lunes trajo alivio, pero también millones de muertos que ya no escucharían la noticia.
Este lunes, la rifa trágica nos tocó a nosotros los dominicanos. Un lunes negro para la República Dominicana, mientras cientos de personas bailaban celebrando la vida en el Jet Set —ese ícono de la música, del encuentro y parte de la identidad dominicana— el techo colapsó en medio del concierto de Rubby Pérez, la voz más alta del merengue. Hasta ahora, hay más de 200 muertos. Y lo peor es que hasta la fecha, nadie ha podido asegurar que no volverá a pasar.
Esta no fue una tragedia fortuita. No fue una tormenta, no fue un terremoto, ni un acto de Dios. Fue el resultado de algo mucho más familiar: la negligencia, el cortoplacismo, el “déjalo así”, el “eso no se va a caer”, el “tú sabes cómo es aquí”.
Vivimos entre “ismos” que nos arrastran: el oportunismo, el clientelismo, el amiguismo, el cortoplacismo, el populismo… Y ya a esta ‘altura del juego’, no podemos darnos ese lujo. El mundo cambió. Nosotros cambiamos. Y el precio de no cambiar a tiempo está en esas más de 200 familias que hoy entierran a sus seres queridos.
Ya basta de parches. Basta de aplicar la ley del tigueraje.
No podemos seguir construyendo un país con cemento viejo y “empañetar” con excusas frescas. Hagamos las cosas por el librito. Aunque cueste más y ganen menos. Aunque tome más tiempo. Aunque no se vean tan rápido los resultados. Si esta tragedia no nos despierta, entonces nada lo hará.
Este lunes negro para los dominicanos debe ser un punto de inflexión… O cambiamos, o nos seguirán cayendo cosas encima.
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