Santo Domingo.- Con la frase bíblica “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre” (Juan 19:26-27), el reverendo diácono Luis Sandy Cabrera Martínez dio inicio a la tercera palabra del sermón, haciendo un llamado a las autoridades y a la sociedad dominicana ante el alarmante auge de la violencia, la delincuencia y la falta de educación.
«Jesús no solo cuida de su Madre, sino que nos la entrega como un tesoro. María, la que guardó todos los misterios en su corazón (Lc 2:19), ahora es nuestra Madre. La que acompañó a Jesús desde Belén hasta el Gólgota, ahora camina junto a nosotros en cada alegría y cada cruz», reflexionó.
Cabrera Martínez denunció que la inseguridad ha arrebatado la tranquilidad ciudadana:“La violencia nos ha robado la paz, convirtiendo lo cotidiano, caminar por la calle, tomar un transporte público o simplemente salir de casa, en un acto de valentía”.
Según expresó, la población ha dejado de ser libre para convertirse en rehén del miedo y la incertidumbre.
Luis Sandy Cabrera Martínez criticó duramente la inacción de las autoridades ante una crisis que calificó como “moral, institucional y humana”. Aseguró que los discursos oficiales ya no consuelan, y que las promesas se han vuelto letra muerta frente al dolor real de una ciudadanía desamparada.
“Mientras las autoridades parecen atrapadas en la burocracia y la corrupción, la delincuencia se fortalece aprovechando la desesperación y la falta de oportunidades que ella misma ha contribuido a crear”, sostuvo.
Inspirado en la imagen de María al pie de la cruz, Cabrera Martínez comparó el dolor de esa madre con el de las tantas madres dominicanas que hoy lloran la pérdida de sus hijos:
“Como María, la sociedad clama justicia, pero muchas veces solo recibe silencio”, expresó con tristeza.
En ese contexto, hizo un llamado a transformar el sufrimiento en acción, con políticas que no solo persigan el crimen, sino que también ataquen sus raíces: pobreza, exclusión social y falta de oportunidades.
“La seguridad no se construye con más policías, sino con más libros en las manos de nuestros niños, con más herramientas para construir vidas dignas”, afirmó.
“Cada joven asesinado es una acusación contra nuestro silencio colectivo. La vida de ningún hijo debería ser el precio de nuestra indiferencia”, agregó Cabrera Martínez con firmeza.
Finalmente, cerró su mensaje con palabras de fe y esperanza: “Como María al pie de la cruz, estamos llamados a sostener la esperanza incluso cuando todo parece perdido. Hoy más que nunca, nuestra sociedad necesita renacer de sus propias cenizas: más fuerte, más solidaria, más consciente del valor sagrado e irrepetible de cada vida humana”.