*Por Elías Ruiz Matuk
A pesar de que se han hecho esfuerzos para que en el país no se desarrolle una campaña electoral de forma tan temprana, reformas constitucionales, cambios para dividir elecciones congresionales y municipales con las presidenciales, ley de partido, ley electoral y un largo etcétera, en la República Dominicana, la política y los ambientes electorales son inherentes a la sociedad misma.
Es por eso, que en la mayoría de las peñas, grupos de WhatsApp, redes sociales, y los medios de comunicación, radiales, televisivos y escritos (digitales y físicos) se hacen análisis políticos todos los días, a veces en cantidades exageradas, que vaticinan el futuro electoral del año 2024.
El panorama político cuenta con tres partidos con posibilidades electorales como el partido oficial, el Partido Revolucionario Moderno, que aparentemente ya tiene definido a su candidato presidencial, que es el presidente Luis Abinader; el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quien hace dos años acabó un período continuado de 16 años y cuya organización política está pendiente de una contienda interna para elegir su candidato o candidata presidencial y la Fuerza del Pueblo, que no es mas que la parte desprendida del propio PLD, ahora de color verde, con Leonel Fernández a la cabeza y definitivamente su candidato presidencial.
Ante la profunda crisis económica que se desarrolla en todo el mundo a causa de la pandemia del COVID19 y la guerra Ucrania Rusia, no cabe dudas que los factores exógenos son los causantes de las alzas de los artículos de primera necesidad, los combustibles y el alto costo de la vida en la República Dominicana, al igual que otros países.
Muchos analistas entienden que en una crisis de tal magnitud, es improbable, sino imposible, que un partido en el gobierno pueda reelegirse en semejante situación.
Esto podría ser verdad, en cierta manera, puesto que si usted ve el panorama de los contendores del partido oficialista, especialmente el PLD y la FP, no cabe dudas de que a pesar de las grandes dificultades y diatribas que le sirven de obstáculos para el Gobierno, aunque “los peledeses” como le llama un amigo, muestren las grandes obras construidas, hay una estaca moral que se entierra en el corazón de esas organizaciones políticas y no creo que en dos años esas organizaciones puedan ser exorcizadas por la población.
O sea, no es que esto no pueda ocurrir, pero sí que es difícil, máxime que si este Gobierno logra en los dos años que le queda en este período presidencial, despejar dudas y aclarar el panorama económico, principalmente, sin retóricas ni peroratas, con hechos y realidades tangibles.