ARVADA, Colorado. — Ocho años después de las esperanzas y los cambios que acompañaron la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, los votantes de todo Estados Unidos lucen enojados e inquietos, mientras los partidos republicano y demócrata se aprestan para realizar las convenciones que darán comienzo formal a las elecciones generales de noviembre de 2016.
Aunque ambos partidos tratarán de sacar provecho político a las profundas divisiones del país, con discursos pomposos y lluvias de globos en los salones de las convenciones, es probable que las celebraciones políticas de verano hagan poco por ayudar al país a quitarse de encima el pesimismo colectivo.
Hace ocho años, Barbara Conley fue una de los millones de estadounidenses que recibieron con optimismo las promesas de esperanza y cambio de Obama cuando aceptó la nominación presidencial demócrata en un estadio de fútbol lleno, apenas a unas pocas millas de su casa en los suburbios de Denver.
Sin embargo, Conley apenas reconoce esos días optimistas. La mujer de 68 años de edad, que ahora se declara políticamente independiente, tiene tanta frustración con los dos virtuales candidatos presidenciales —Donald Trump y Hillary Clinton— y el sistema político que los llevó a esos lugares que no puede ni siquiera imaginarse votando en noviembre.
“Estoy muy molesta con ambos candidatos”, dijo Conley, que cree que Clinton es demasiado deshonesta y que Trump es inadecuado para ser presidente. Mientras ella colocaba en su auto los comestibles que acababa de comprar en una tienda, hizo una pausa y aseguró: “Es deprimente”.
Cuando faltan menos de cuatro meses para las elecciones, el mismo estado de molestia e inquietud es muy fuerte entre los votantes de todo el país.
Tanto Trump como Clinton tratarán de vender imágenes optimistas de la vida en caso de ser elegidos, pero parece poco probable que cualquiera de ellos pueda quitarles rápidamente el mal humor a los estadounidenses.
Un impresionante 79% de los votantes creen actualmente que el país va en la dirección equivocada, un aumento de 15 puntos porcentuales en el último año, según una encuesta de Associated Press-GfK.
Los votantes están sorprendentemente insatisfechos con los candidatos que estarán en las papeletas en noviembre: apenas el 22% ha dicho que sería un orgullo ver a Trump ganar, frente a un 27% que opina lo mismo de Clinton. Kristie Boltz, registrada como republicana en Black Lake, Ohio, opinó que una elección entre Clinton y Trump es tan poco atractiva que prefería que Obama permaneciera en el cargo para un tercer mandato.
“Y yo ni siquiera voté por Obama ¿Qué locura es esa?”, agregó Boltz, de 39 años y que trabaja en mercadotecnia. Más que cualquier otro precandidato en lo que va de la contienda, Trump ha sacado provecho de los temores de la gente.
Ha prometido “hacer Estados Unidos grande otra vez”, con la promesa de traer de vuelta los puestos de trabajo de manufactura y minería de donde han desaparecido. Ha culpado a los inmigrantes de algunos de los males de Estados Unidos y ha atacado a los musulmanes que ya están en el país.
Los partidarios de Trump respaldan su modo de pensar, pero otros votantes reaccionan nerviosos Melissa Andreas, de 42 años, dijo sobre la perspectiva de un Trump presidente: “Tengo miedo de que nuestro país caiga en el caos absoluto con él como nuestro líder”.
Mike Ryan comparte muchos de esos temores sobre Trump, pero su visión sobre Clinton no es mucho mejor: “Siempre he sido un demócrata y siempre lo seré”, afirmó Ryan, de 76 años. “Pero esta va a ser dura”.