La llegada efusiva de Montesinos a España, en 1512, no fue muy bien recibida por gran parte de las autoridades a causa de su sermón. Ya se le había adelantado Alonso del Espinar, quien contaba con el apoyo del secretario real, Lope de Conchillos. Pero además, Espinar gozaba con el respaldo económico de los tenedores de indios en Santo Domingo.
En esa tesitura, había un desbalance muy claro y marcado, que no beneficiaba a Montesinos de ninguna manera. Fray Pedro de Córdoba, quien era el jefe de la misión de los dominicos en Santo Domingo, no se quedó con los brazos cruzados. Córdoba decidió abandonar la mencionada ciudad para ir a apoyar a Montesinos en la corte.
El rey Fernando mencionó de manera no muy favorable el tema del sermón, en su carta del 20 de marzo de 1512, la cual iba dirigida al gobernador de La Española, el almirante Diego Colón.
Fragmento de la carta de Fernando a Diego:
“Vi asimismo el sermón que decis que hizo un fraile dominico que se llama fray Antonio Montesinos, y aunque él siempre hubo de predicar escandalosamente, me ha mucho maravillado en gran manera de decir lo que dijo, porque para decirlo ningún buen fundamento de teología ni cánones tenia, segun dicen todos los letrados e yo haci lo creo”
En esa misma carta, Fernando le ordenaba a Diego que mandara a buscar a Montesinos de urgencia allá en Santo Domingo, y le mostrara los documentos redactados en el 1503 “cuando canonistas, teólogos y letrados se habían reunido para discutir si era justo que los españoles tuvieran indios a su servicio.” Con esta acción, el rey quería silenciar legalmente el polémico tema del sermón.
A pesar de tener el favor del monarca en su contra, Montesinos no se rindió en ningún momento. Entonces, fray Antonio empezó a proyectar sus dotes de buen orador combinado con un don de convencimiento extraordinario, para abrirse camino dentro de la corte del rey Fernando, y lograr su objetivo. En ese sentido, el cronista Antonio de Herrera diría de Montesinos lo siguiente:
“Aunque halló Fray Antonio Montesinos dificultad en la audiencia del rey, entre otras veces que lo había procurado, una, sin decir nada al portero, se enteró y dijo al rey: Que le suplicaba que lo oyese lo que tenía que decirle, por su servicio. El rey, con mucha clemencia le dijo: Que dijese lo que quisiera. Informóle de cuanto había pasado en La Española.”
El esfuerzo de Montesinos por defender a los indios ante el rey, fue complementado con las ayudas de los grandes teólogos dominicos. Entre ellos, el ya mencionado fray Pedro de Córdoba, quien antes de ser dominico había estudiado leyes y conocía muy bien esos temas legales. Ya en el proceso del debate, que dio paso a las famosas “Leyes de Burgos” en diciembre de 1512; Córdoba consiguió una entrevista con Fernando, en la cual lo convenció de los cambios que eran necesarios para que estas leyes fueran funcionales en Santo Domingo. En tal escenario, Fernando le dijo a Córdoba lo siguiente:
“Tomad, vos, padre, a cargo el remediarlas [Las leyes de Burgos] en lo cual me haréis mucho servicio e yo mandaré que se guarde e cumpla lo que vos acordaredes”
Por: Hanlet Domínguez
*El autor es historiador.