LA HABANA.- El rey Felipe VI y el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, se reunieron ayer en La Habana en el inicio de una gira real que coincidió con un incremento en las sanciones de Estados Unidos a la isla, al tiempo que Madrid aseguró el apoyo a sus empresarios a la nación caribeña.
El monarca y la reina Letizia de España comenzaron la jornada depositando una ofrenda floral en la icónica Plaza de la Revolución, ante el monumento del prócer independentista José Martí, minutos antes de la sesión de conversaciones oficiales. Posteriormente, los reyes fueron recibidos por Díaz-Canel y su esposa, Lis Cuesta, en una ceremonia de protocolo, y luego se retiraron a conversar a puertas cerradas.
En el Palacio de la Revolución, sede del ejecutivo cubano, el mandatario y el rey fueron testigos de la firma de un acuerdo marco de cooperación, pero no se ofrecieron detalles.
Los monarcas arribaron el lunes por la noche a La Habana en medio de las celebraciones de los 500 años de la fundación de la capital cubana y la gira levantó polémica en sectores conservadores de España y Miami, que criticaron a los monarcas por dirigirse a un país socialista de partido único.
Este año Estados Unidos activó el capítulo III de la Ley Helms-Burton que permite demandar en tribunales estadounidenses a firmas extranjeras –sobre todo europeas y canadienses– que operan con propiedades nacionalizadas por la isla al inicio de la revolución.
Unas 200 empresas españolas están asentadas en Cuba y algunas de ellas, como la operadora turística Meliá y el banco BBVA, recibieron procesos judiciales mientras penden amenazas sobre otras como Iberostar y Air Europa.