Como cada año, ha llegado lo que muchos llaman “las únicas vacaciones” que pueden tomar. Para cada vez menos es una semana de recogimiento, reflexión, adoración y ofrenda en la fe cristiana católica.
Según datos estadísticos, casi el 67 % de los ciudadanos que residen en las grandes ciudades se mueven a diversos puntos de la geografía nacional por diversos motivos. Como ya hemos visto, los organismos que trabajan de manera tradicional en la prevención de incidentes están activos desarrollando sus labores según las competencias que les atañen.
Siguiendo las estadísticas de las que disponemos, hemos podido apreciar que una gran mayoría prefiere como destinos los balnearios públicos o privados, ya sean ríos o playas. Otros tantos van a las montañas y una cantidad, no despreciable, aprovecha y visita familiares en pequeñas y medianas localidades semiurbanas y rurales.
Sin embargo, el común denominador de todo el que se mueve es que lo hace cargado de potenciales residuos sólidos, alterando así la cotidianidad de esas vecindades y localidades que, en apenas tres o cuatro días son impactadas de manera dramática en temas como el medio ambiente y, obviamente, en las arcas municipales. Solo hay que hacer un ejercicio muy básico para entender lo que significa para una pequeña comunidad de 2,500 habitantes que su población se duplique en 72 horas.
Según los análisis basados en regímenes científicos, cada ciudadano dominicano genera alrededor de un kilogramo de basura por día, esa pequeña comunidad a la que nos hemos referido anteriormente, tendrá que disponer del doble de residuos que en condiciones normales genera.
En consecuencia, el ayuntamiento tendrá que duplicar los esfuerzos para evitar que el tema de la “basura” se le complique.
O contrata personal adicional para la recolección o le tomará el doble del tiempo para hacerlo con el mismo personal del que dispone.
A estos gastos también se les deben sumar, el del manejo del destino final, en aquellos lugares que los tengan, pues si no los tienen los arrojarán en cañadas y riveras de ríos, duplicando la contaminación que de por sí ya ocasionan.
En estas grandes movilizaciones de vacacionistas también se activa el comercio de manera especial, logrando con ello que muchos comercios pequeños y medianos multipliquen de manera exponencial sus ventas y con ello, obviamente, la generación de desechos sólidos.
Desde este espacio, dedicado a los temas municipales, hacemos una exhortación para que los ciudadanos que van a tomar sus merecidísimas vacaciones, tengan en cuenta disponer de manera responsable de los residuos sólidos, observando los lugares que están destinados para ellos y así contribuir a la disminución del impacto negativo al medio ambiente; a los hombres y mujeres del comercio, para que coloquen en sus negocios o espacios de ventas contenedores suficientes, identificados y visibles para una disposición oportuna y así a los ayuntamientos se les haga más ágil la recolección; y a las autoridades nacionales, de manera que hagan una adicional contribución económica a las autoridades locales para que el esfuerzo de limpiar los municipios y distritos les sea lo menos perjudicial posible a sus magras arcas.
*Por Víctor Féliz Solano