Las desapariciones forzadas muestran lo peor del ser humano. Los que se cruzan con ellas, inexorablemente están marcados al abismo. Es un verdadero infierno lo que les espera a los familiares.
Se desentierran algunos sentimientos nobles que albergamos los humanos: solidaridad, esperanza del regreso, deseo de que vuelva aquel “a quien se llevaron”; pues, nadie cree eso de que se perdieron.
Con los desaparecidos empieza a desaparecer la ignorancia, el olvido, y a aparecer los sueños y la memoria viva de “quienes no están a su lado”. Con los años hemos sido cómplices de este fenómeno de los desaparecidos; igual, al final nadie está realmente muerto mientras su recuerdo permanezca vivo.
Existen formas de buscarlos:
1. Análisis del caso. Conocer los antecedentes de la situación que se investiga; es imprescindible saber a quién estamos buscando. Es importante saber sus características físicas: el sexo, la edad, la estatura, el color de piel, el tipo de cabello, las probables marcas en el cuerpo, las enfermedades que padecía; pero también sus características sociales y culturales: sus hábitos, costumbres, círculos amistosos y laborales.
Es necesario registrar las circunstancias de la desaparición y todo lo referente al contexto social que la rodea. En esta etapa la participación de los familiares es sumamente valiosa, ya que son ellos quienes mejor conocen a las personas que buscamos y cada dato que aporten será importante en el proceso.
2. Búsqueda. Esta etapa requiere de la planeación estratégica y debe sustentarse en los antecedentes. Tomar en consideración el acceso al lugar, el personal técnico, de protección y acompañantes; los instrumentos de registro que van a emplearse: cámaras fotográficas, de video, mapas, instrumentos de prospección.
3. Localización y recuperación. Se refiere a la recuperación de evidencias relacionadas con la desaparición y/o los restos humanos localizados que puedan corresponder a las personas que buscamos durante la investigación. Esta es una parte del proceso que no sólo compete a la autoridad, sino en la que también puede actuar el perito independiente, quien figura como representante de los afectados.
4. Análisis de evidencias. En esta etapa las evidencias recuperadas pasarán a diferentes especialistas e intervendrán tantas disciplinas como el tipo de evidencia lo requiera (química, balística, genética, etc.).
5. Identificación. Se centra en determinar la identidad de los restos humanos que fueron recuperados. La prueba de ADN es la única aceptada legalmente para determinar la identidad de un individuo; la información genética es compartida únicamente por las personas emparentadas biológicamente.
6. Restitución. Una vez habiendo identificado los restos recuperados, estos deben ser entregados a sus familiares en forma digna y respetando sus derechos como víctimas, quienes tienen el derecho a ser informados en plenitud y cuantas veces sea necesario, acerca de los procedimientos llevados a cabo para establecer la identificación, así como sobre las actividades para concretar cada etapa del proceso.
Es necesario, también, que las autoridades se encarguen de poner a disposición de las víctimas el acompañamiento psicológico en todo momento.
7. Verdad. El Estado debe brindar a las víctimas o sus familiares un recurso rápido que los ampare contra violaciones de sus derechos fundamentales.
Actualmente se considera que el derecho a la verdad pertenece, además de a las víctimas y sus familiares, a la sociedad, en general.
8. Justicia. El acceso a la justicia es un derecho fundamental, protegido por la garantía de la igualdad de trato ante la ley y la no discriminación.