Cuando José Francisco Peña Gómez propuso que el Estado financiara a los partidos, su principal argumento era que eso le permitiría prescindir de donativos de empresarios o sectores oscuros, lo que los haría más independientes.
Lo que terminó ocurriendo fue que los partidos reciben dineros públicos, siguen buscando con el empresariado y ahora hay infiltración de dinero sucio como nunca antes.
En momento de profunda crisis económica por la pandemia, el presidente Abinader le propone a los partidos un sacrificio por un año, que difícilmente sea acogido.