El accionar de los miembros de los “Comando de la Resistencia”, mejor conocidos como “Los Palmeros”, ha generado controversias.
Y no es para menos, porque sus posiciones se enmarcaban en un contexto en que el mundo estaba ideológicamente dividido.
Lo que quedó demostrado fue la firmeza de las creencias de esos jóvenes que fueron capaces de sacrificar sus vidas por lo que ellos entendían era el camino para construir una mejor sociedad.
“Los Palmeros” no querían morir ni tampoco eran suicidas, simplemente no tuvieron temor de enfrentar las consecuencias de actuar aferrados a sus creencias.
Hoy se conmemoran 50 años de la confrontación en la que cuatro de ellos, incluyendo su líder, perdieron la vida enfrentando a un ejército ridículamente numeroso. El régimen de entonces demostró que no solo quería eliminar físicamente a “Los Palmeros”, sino que mandaba un mensaje de superioridad militar a los grupos disidentes de la época.
Hay muchas lecciones que aprender de la batalla en la que perdieron la vida Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Ulises Cerón Polanco y Bienvenido Leal Prandy, pero la mayor de ellas es la capacidad de resistencia de la juventud cuando asume un ideal.
Las sociedades superficiales quizás no entiendan este mensaje.