Hace ya unos cuantos años tuve la oportunidad de leer uno de los libros de la autoría del chino LinYutang, antes de que este muriera. Era un chino “aplatanado”, pues tuvo una educación occidental, en las mejores universidades europeas y norteamericanas, aunque nunca perdió su naturaleza oriental.
A pesar del tiempo transcurrido desde mi primer encuentro con su libro “La importancia de vivir”, no he olvidado sus enseñanzas, sobre todo cuando nos habla de los treinta y tres momentos felices que cierta vez contó con su amigo Chin, cuando estuvieron encerrados diez días en un templo a causa de las lluvias.
Para ellos, los momentos “verdaderamente felices de la vida humana” son simplemente aquellos en los que el espíritu está inseparablemente atado a los sentidos.
Igualmente importantes nos muestra los “pequeños placeres” de la vida, tales como quitarse uno los zapatos y caminar descalzo sobre el frío piso de mosaicos, o el matar de un certero periodicazo a esa molesta mosca que insiste en posarse sobre nuestra cabeza.
No hay que ser, sin embargo, un filósofo chino para saber cada uno cuáles son sus momentos importantes o felices. Aunque sin darnos cuenta, todos tenemos nuestra propia lista de buenos momentos y pequeños placeres. Descubrámoslos. Y seremos más felices.