Los moderados y los arrebatados

Los moderados y los arrebatados

Los moderados y los arrebatados

Pedirles moderación a quienes salen a festejar en estos días, o a quienes lo han hecho desde el fin de semana pasado, puede ser uno de los tantos actos de fe propios del idealismo humano más que un llamado con el que se espera algún resultado práctico.

Muchos de los que, en el momento en que estas palabras son publicadas, ya han sido conducidos a alguna de las tantas emergencias hospitalarias, o han recibido asistencia del 9-1-1 o de alguna otra entidad en la calle, a las puertas de un centro de diversiones o en sus propias casas; sin embargo, deben ser más quienes se mantienen íntegros y esperan salir ilesos de este y de los otros dos momentos culminantes que todavía restan de los festejos navideños, Año Nuevo y Día de Reyes.

A ellos están dirigidas estas palabras con la esperanza de que ayuden al fortalecimiento de estos propósitos.

Se puede salir a las calles a comerse el mundo, en este o en cualesquiera otros períodos festivos a lo largo del año, pero los muchos que los asumen con la idea de preservarse de contingencias lamentables, ellos y los suyos, deben recibir tanto apoyo como le sea posible a la autoridad pública llamada a velar por la seguridad pública y, en algunos casos, hasta de la providencia, de la que suele decirse que siempre se muestra dispuesta.

Porque no basta con ser moderado, o conservador si se quiere, para salir bien librado del trato con el medio y con los otros.
Muchos en la tranquilidad del hogar, en el vecindario o conduciendo con prevenciones en la vía pública, pueden verse involucrados en una tragedia por la inmoderación de otros.

Y esta debe ser una buena razón para insistir en la necesidad de estar alerta, comportarse con moderación e ir por ahí acogidos a la maternal mirada providencial.



El Día

Periódico independiente.