La primera medalla de oro olímpica para la República Dominicana la logró Félix Sánchez, un hijo de dominicanos que emigraron a Estados Unidos, donde se crió aquel que hoy es uno de nuestros grandes héroes deportivos.

Se recuerda que cuando representó al país hablaba con timidez un español con acento.

Asumió la representación nacional con orgullo y logró el honor de que el Himno Nacional se entonara por primera vez en unas olimpiadas.

En las de Rio 2016 un hijo de inmigrantes sacó la cara por República Dominicana. Luis Pie, hijo de haitianos, obtuvo la única medalla alcanzada por la representación dominicana con un bronce en tae kwon do.

Otro hijo de inmigrante haitianos, Zacarías Bonnat, logró la primera medalla dominicana en las olimpiadas de Tokio con una plata en levantamiento de pesas.

Pero para hacer redonda la historia, un emigrante dominicano que se nacionalizó español alcanzó una medalla de plata olímpica en Tokio representando a su nueva patria. Raydeley Zapata participó representando a la patria que le dio acogida.

Félix Sánchez, Luis Pie, Zacarías Bonnat, Raydeley Zapata representan en el deporte un fenómeno universal: la migración

Pero todos tienen en común que, al igual que los otros deportistas medallistas o no, que representan con orgullo y dignidad a su patria y aún cuando están representando a otra nación, como el caso de Zapata, exhiben con orgullo su dominicanidad.

Nuestro reconocimiento a los medallistas de la migración, que forman parte de la digna representación del crisol que es República Dominicana y el mundo.