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Los mayores legados de Abinader

Cuando uno piensa en el “legado de un presidente” se suele pensar en obras de infraestructura, que recuerden el paso de dicho mandatario. Así lo hacían los egipcios y los romanos, así se usa mucho hoy día.

Pero también hay otro tipo de legado, como el que dejó Ciro el Grande: el respeto a las demás culturas y etnias. O Clístenes, en Atenas: la democracia como forma de gobierno.

Los legados inmateriales tienen el mérito de que el tiempo no los corroe, y que cambian para siempre a la sociedad sobre la cual actúan.

El presidente Abinader, en su paso por la Administración pública, está dejando importantes legados. Algunos de ellos materiales. Pero hay dos legados que pasarán a la posteridad: la independencia del Ministerio Público y la continuidad de Estado.

El primero, rompe con una cultura de acumulación de poder por parte de los gobernantes de turno, que poco a poco fue debilitando la democracia y la institucionalidad. Modificando la constitución para imponer sus intereses y para perpetuarse en el poder. Abinader ha hecho precisamente todo lo contrario, quitándose facultades para fortalecer la democracia.

El segundo, pone fin a una nefasta práctica de echar tierra sobre las obras o iniciativas de anteriores gobiernos. Abinader ha dado continuidad a las iniciativas correctas de gobiernos anteriores, sean obras de infraestructura o políticas públicas.

Aún no es posible dimensionar en su justa medida la trascendencia del legado del presidente Abinader, pero su gobierno marcará un antes y un después en la historia política e institucional de República Dominicana.

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