Mientras las sinagogas, las escuelas y los cementerios de toda Europa refuerzan las medidas de seguridad, la gran mayoría de los judíos de la región no se ha movido.
Al igual que Dahan, los judíos de Londres a Berlín dicen que sus lazos culturales, comerciales y sociales son más fuertes que los temores a los crecientes actos extremistas como los atentados de París y los tiroteos en Copenahgue en los que murió un judío en una sinagoga.
Ellos presentan un cuadro más variado que el que pintó el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, quien el 15 de febrero reclamó “la absorción de la inmigración masiva desde Europa” porque los judíos no están a salvo allí.