*Por Pedro Franco
El decreto 668-22 del Presidente Luis Abinader es una moneda de dos caras. Por un lado es una amenaza velada por lo menos para el 52% de las familias del Gran Santo Domingo que quedan en inminente peligro de ser desalojadas compulsivamente del lugar donde viven por no tener un título de propiedad; mientras por el otro confirma que Luis Abinader ha escogido el tema haitiano para competir electoralmente con Abel Martinez y Leonel Fernandez en 2024 y desde ya.
Los sectores democráticos y progresistas deben contribuir a desenmascarar esta farsa vuelta decreto, por demás asqueante y violatoria a todos los derechos del ser humano.
Está bueno de estratagemas para favorecer a los sectores poderosos del país en detrimento de los más pobres, vulnerables y desamparados de la fortuna.
Con este 668- 22 Abinader ratifica su disposición a legalizar la entrega del país a unas pocas familias, esto comenzó con la venta de barrios «con la gente adentro» en Los 3 Brazos, Haina y en Andrés Boca Chica en los pasados gobiernos. Continuó en esta gestión con los fideicomisos, y se consuma ahora con esta amenaza generalizada de desalojos masivos contra las gentes de barrios y comunidades marginadas del país, usando el pretexto de desalojar haitianos.
Al apostarlo todo a la competición electoral, sin importar los derechos, la paz y la tranquilidad de la gente y su bienestar, la administración de Abinader se aleja cada vez más y de la manera más radical de los sectores progresistas de la sociedad y de la demanda de profundos cambios y reforma de la vida política y social.
Por tanto Abinader y su entorno se invalidan para ser la fuerza que conduzca a la transición política que el país reclama y que él prometió.
Con ello es evidente que el 668-22 es el teatro al que acudimos forzosamente y un espectáculo en 3 esquinas que el presentador define: Abinader y Abel en sendas esquinas, voceros de sus propuestas, y Vinicio Castillo en representación del Dr. Leonel Fernández, en la otra esquina coincidiendo en idéntico propósito antimigrantes, pero en realidad, el filo de la espada, al igual que los Judíos en Egipto, va dirigido contra los jodidos del Gran Santo Domingo y el país.
Como dijo Juan Bosch alguna vez: «En política hay cosas que se ven y otras que no se ven, y a veces las que no se ven son más importantes que las que se ven».