
Un reciente reportaje de la Revista científica Nature relata que la sonda espacial Rosetta detectó oxígeno molecular en la nube de gas que rodea al cometa 67P, siendo el oxígeno el cuarto gas más común alrededor del cometa, después del vapor de agua, del monóxido de carbono y del dióxido de carbono, y que esos resultados habían sorprendido a los científicos de la misión, ya que la molécula de oxígeno es tan reactiva que se pensaba que habría reaccionado con otros elementos durante la formación de los planetas, todo lo cual podría cambiar la interpretación que se tenía hasta ahora del proceso de formación del universo.
Sin embargo, a ningún geocientista debía sorprender la presencia de vapor de agua (H2O), monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y oxígeno molecular (O2) en todos los rincones de nuestro sistema solar, ya que esos gases son elementos primarios en la formación de los planetas de nuestro universo, y lo evidencia el hecho de que esos gases son emitidos en todo proceso de erupción volcánica, y las erupciones volcánicas son reproducciones a pequeña escala del incandescente proceso de formación de cada planeta de nuestro sistema solar, y el oxígeno está presente en esos gases primarios.
Las geociencias nos enseñan que los silicatos son las rocas ígneas más abundantes en nuestro planeta Tierra, y un silicato no es otra cosa que la asociación del silicio con el oxígeno, en diferentes proporciones, siendo el cuarzo (SiO2) el silicato más abundante, lo que indica que si las rocas de origen magmático que más abundan en la corteza y en el manto de la Tierra contienen oxígeno, entonces el oxígeno es un elemento primario en el proceso de formación del universo y a nadie debe extrañar su presencia en otros rincones del sistema solar.
