EL DÍA respalda y ha asumido en su estilo el uso del término feminicidio en los casos en que una mujer es asesinada por su condición de mujer.
Resulta ocioso discutir que se trata de un homicidio, porque así se tipifican todos los casos en que alguien le quita la vida a otra persona, sea de manera accidental o intencional.
Pero esos homicidios reciben una denominación adicional cuando el sistema penal quiere poner en relieve la condición de la víctima.
Cuando a quien se mata es a un hermano se llama fratricidio, si es a un estadista entonces se denomina magnicidio, si es a un niño se le dice infanticidio.
Cuando la muerte a una mujer se le provoca en condiciones de violencia general, fruto de la delincuencia común, un accidente o cosas por el estilo, entonces estamos frente a un homicidio o un asesinato común.
Sin embargo, cuando esa muerte se produce por su condición de mujer: casos de parejas que se resisten al término de una relación, por impedirle socializar con otros o por una infidelidad, entonces es válida la denominación de feminicidio.
La intención es poner en relieve ese tipo de casos para que no pasen por debajo de la mesa en el tumulto estadístico general.
Posiblemente hoy haya menos muertes de mujeres que en el pasado, no lo sabemos, porque no se cuantificaban. No sabemos el tamaño del problema antes, pero sí sabemos que era muy grande y que hoy sigue siéndolo.
Los feminicidios sí existen y deben ser declarados como tales, con los respectivos agravantes para las sanciones penales correspondientes.
