La Federación Nacional de Asociaciones de Padres, Madres y Amigos de la Escuela ha hecho saber al magisterio nacional su preocupación por los efectos en los estudiantes de recurrentes paros de docencia.
Todavía, hasta donde llevamos visto, la Asociación Dominicana de Profesores no ha respondido a la comunicación mediante la cual padres, madres y amigos de la escuela le han manifestado su queja.
Según la entidad, 520 centros educativos fueron afectados por las huelgas y paros del gremio de los profesores, la mayoría ubicados en Azua, San Juan, San Pedro de Macorís, San Cristóbal, Barahona y otras comunidades.
La paralización de la docencia es el procedimiento regularmente utilizado por la Asociación Dominicana de Profesores para hacerse oír de las autoridades del sector.
Pero deja de ver que en el sistema educativo concurren otros actores que tienen sus propias dificultades, y puntos de vista diferentes de los suyos, cuando de valorar el año escolar y los programas de formación se trata.
Al argumento de la Federación de Asociaciones de Padres, Madres y Amigos, centrado en las consecuencias sociales de la falta de clases en comunidades empobrecidas, agreguemos algunas particularidades, como la de una o varias familias que de un día a otro tienen que decidir qué hacer para el cuidado en casa de unos niños que en condiciones ordinarias pasarían un tiempo previsible en la escuela bajo la supervisión de profesores que los instruyen y con alimentación suministrada por el Estado.
Posiblemente muchos padres y madres, lo mismo que la opinión pública en general, consideran que el profesorado nacional está bien pagado, y bajo este punto de vista verían con más simpatía el reclamo de ADP para que Educación propicie las condiciones para una mejor educación en la escuela pública, que la paralización de clases como forma de presión por reivindicaciones económicas.
El gremio de los profesores es, sin duda, un instrumento importante del profesorado. Más de medio siglo de luchas lo acreditan, pero en las condiciones actuales parece preferible preocuparse más del prestigio que del dinero.