A juzgar por la forma en que terminaron los intentos de consensuar reformas a través de reuniones del Consejo Económico y Social, iniciadas en agosto del 2021 y diluidas paso a paso a partir de marzo del 22, cuando el Gobierno introdujo la idea de reforma de la Constitución, este es un punto que demandará del presidente Luis Abinader muchas energías.
La noche del pasado domingo, luego de que sus opositores reconocieran su victoria, el Presidente habló de nuevo de una reforma de la Constitución. Durante la campaña electoral hizo referencias, pero todavía el Congreso Nacional no había sido definido como lo hicieron las elecciones.
De todas las transformaciones que pudieran ser acometidas, dos tienen bastante carburante como para que se midan los riesgos: la Constitución y la reforma tributaria y fiscal.
Las anunciadas reuniones con por lo menos los dos líderes políticos que resultaron más favorecidos por los votantes, deben ser esfuerzos por alcanzar consensos.
Si el Presidente busca apoyos para las profundas reformas de las que se habló en la campaña electoral, debe insistir en ello, particularmente si se trata de evitar conflictos y garantizarse su efectividad para el desarrollo del pueblo dominicano.
En el Consejo Económico y Social el principal elemento disociador llegó del Palacio Nacional en una propuesta de reforma de la Constitución.
Tal vez sea oportuno valorar la inconveniencia de insistir con un tema que divide. Lo hizo en el año 15 impulsado por el entonces presidente Danilo Medina, de nuevo a mediados del año 19 por la misma razón que en el 15, y en el 22, cuando fue introducido en las reuniones del Consejo Económico Social. ¿Hay alguna razón para que no lo haga ahora?
En la parte final de la campaña fueron puestas sobre la mesa algunas ideas acerca de las reformas y las políticas que deben ser aplicadas y es posible que el Presidente se encuentre empeñado en conseguir consensos para dar ese paso.
Políticamente le ha ido bien hasta ahora, ¿tendrá que emplearse a fondo en lo adelante?
