La empresa constructora brasileña Odebrecht ha puesto de relajo al Gobierno dominicano en todos los escenarios y le ha salido bastante bien, pues ni aún cuando ha confesado actos delictivos le ha traído consecuencias
Admitió haber pagado sobornos para conseguir contratos de obras y se libró hasta de ser encartada en el mal instrumentado expediente que se presentó ante la justicia.
Luego de eso sobrefacturó en decenas de millones de dólares el contrato para la construcción de la planta Punta Catalina, llevando al Estado dominicano a un tribunal de arbitraje, recibiendo, finalmente, el pago reclamado.
Se añade que todavía no ha entregado oficialmente las dos plantas termoeléctricas, cuya auditoría técnica deja mucho que decir.
Tiene vigente varios contratos que se niega a rescindir, lo que mantiene paralizadas importantes obras de infraestructuras en el país.
De manera olímpica decidió dejar de pagar 124 millones de dólares que aún adeuda de los 184 millones de dólares que se comprometió a pagar como indemnización para que sus ejecutivos no fueran procesados penalmente por haber pagado sobornos.
En todos los casos señalados, Odebrecht ha salido airosa, tan campante o como diría la gente de la calle: con su carita limpia.
Odebrecht ha engañado al Gobierno dominicano.
