La estabilidad siempre ha sido uno de los principales activos de cualquier país por ser un verdadero imán para atraer inversiones.
Los empresarios suelen reclamarle a la clase política evitar acciones que puedan alterar ese activo cuando un país lo disfruta, como es el caso de la República Dominicana.
Pero en la era del poder líquido, que se diluye con facilidad, los empresarios juegan varios roles de manera simultánea y por tanto sobre ellos recae gran parte de la responsabilidad de la preservación de la estabilidad en un país.
No basta conque se mitiguen las confrontaciones políticas o que haya eficiente manejo de los indicadores macroeconómicos para lograr atraer a los inversionistas o el clima de negocio adecuado.
Se requiere, además, confianza, tranquilidad y sosiego, condiciones todas que se pueden perder por confrontaciones políticas, disturbios sociales o enfrentamientos entre la clase empresarial.
El país necesita que los empresarios actúen con responsabilidad, no sólo con el manejo de sus empresas, sino en el ejercicio de su liderazgo social.
Se avecina el periodo de mayor fragor político: la campaña electoral. Los políticos estarán centrados en sus intereses coyunturales.
Los empresarios deben centrarse para que la economía se mantenga sólida.