París.- Entre 2030 y 2050, el cambio climático podría causar cerca de 250.000 fallecimientos adicionales por año, unos 38.000 de ellos entre los ancianos por el calor excesivo, 48.000 por diarrea, 60.000 por paludismo y 95.000 por desnutrición infantil, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según esta agencia de la ONU, el coste de los daños directos para la salud se sitúa entre 2.000 y 4.000 millones de dólares anuales de aquí a 2030.
«Al igual que cualquier fenómeno de catástrofe lenta, no hay una causa que provoque una única consecuencia. Es un conjunto de acontecimientos» lo que puede influir en la salud, resume el doctor Patrice Halimi, secretario general de la asociación Santé Environnement France.
El doctor observa así que el calentamiento global no conduce a una epidemia de cólera, sino que crea las condiciones favorables a la aparición de epidemias de mayor amplitud.
«Lo difícil es medir la parte exacta del calentamiento climático en los problemas de salud. Todavía estamos observando», matiza Robert Barouki, del Inserm (Instituto nacional francés de salud e investigación médica).
Las temperaturas caniculares provocan fallecimientos por enfermedades cardiovasculares o respiratorias, en especial entre los ancianos.
«Siempre ha habido olas de calor, pero su frecuencia y su intensidad han aumentado», explica Barouki. Además, una mayor exposición solar y por tanto a los rayos ultravioletas implica problemas de piel, que pueden conducir a cánceres de piel, añade.
Lo mismo ocurre con las catástrofes naturales vinculadas a la meteorología, como las inundaciones o los huracanes Dichas catástrofes se han triplicado desde los años 1960, lo que ha provocado una mayor mortalidad.
«Cada año, estas catástrofes provocan más de 60.000 fallecimientos, sobre todo en los países en desarrollo», estima la OMS.
Las temperaturas altas propician por otro lado el desarrollo de plantas alergénicas, como la ambrosía, que se espera se extienda por Europa y multiplique la concentración de polen por cuatro de aquí a 2050.
«El calentamiento favorece la propagación de enfermedades infecciosas que dependen de vectores como los mosquitos», apunta el doctor Halimi.
Por eso, la OMS prevé que en China se extienda de forma «sensible» la zona de endemia de la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria transmitida por un gusano que afecta a más de 200 millones de personas en zonas tropicales.
El clima ejerce también una fuerte influencia en el paludismo, que es transmitido por mosquitos de género anopheles y mata a unas 800.000 personas al año, según la OMS.
«Los mosquitos de tipo Aedes, vectores del dengue, son igualmente muy sensibles a las condiciones meteorológicas. Según ciertos estudios, 2.000 millones de personas adicionales podrían verse expuestas al riesgo de transmisión del dengue de aquí a los años 2080», añade la OMS.
El calentamiento implica un aumento de las concentraciones de ozono, que afecta a las personas con patologías respiratorias crónicas como el asma.
También hace aumentar la contaminación por partículas finas, mediante los incendios forestales, que se espera se multipliquen y se extiendan hacia el norte en los años venideros, según Bruno Housset, presidente de la Federación Francesa de Neumología.
Esas partículas finas, capaces de penetrar profundamente en el aparato respiratorio, pueden favorecer el cáncer de pulmón y ciertas enfermedades cardiovasculares, aunque también el asma. Unos 300 millones de personas padecen asma en todo el mundo, según la OMS.
«El incremento de las temperaturas aumentará previsiblemente la mortalidad» debida a esta patología, añade la organización con sede en Ginebra.