Los agentes de la Digesett parecen más recaudadores de impuestos que reguladores del tránsito. Es notorio cómo algunos de los agentes se afanan más por fiscalizar a un conductor, a veces con justificaciones poco creíbles como que se pasó en rojo o que estaba hablando por celular, cuando no siempre tienen la razón, pero no hay manera de que el conductor les gane.

Algo que molesta a los conductores es cuando son detenidos por una supuesta infracción y atrás pasan varios que también habrían hecho lo mismo, pero esos no le interesan al agente.

Ese tipo de acciones son las que provocan discusiones y peleas entre conductores y agentes, porque se sienten abusados por la autoridad.

Pero también hay unos privilegiados que están exentos de culpa, como los padres de familia del transporte público, que pueden transitar sin el cinturón, pueden andar sin luces, usar el teléfono mientras conducen; los motoristas ni se diga, porque para ellos no hay ningún tipo de normas. Son privilegiados.