SANTO DOMINGO.– “No me arrepiento absolutamente de nada. Con la experiencia que uno tiene acumulada, hubiera hecho las cosas mejor, no hubiera cometido una serie de errores, pero esa es la lucha revolucionaria: el ensayo, el acierto, el error. Solo no falla el que no lucha.” Con esa sentencia, Narciso Isa Conde condensa más de seis décadas de vida dedicadas a la confrontación con el poder.
A sus 82 años, dice sentirse “cada vez más comunista, más socialista, más decidido a transformar la sociedad y el mundo”. Ese es él. Isa Conde recuerda que abandonó sus estudios de Medicina cuando ya cursaba el quinto año.
La Expulsión
“Nos expulsaron de la universidad por motivos políticos. Predominaba un profesorado conservador vinculado a las derechas que reprimía al movimiento estudiantil”, narra. Su carrera se interrumpió con el golpe de Estado y la posterior Revolución de Abril de 1965, en la que se integró activamente. Luego de ese episodio, intentó reintegrarse a la universidad en 1966, pero el clima represivo se lo impidió.
“Le hicieron un atentado a mi hermano muy próximo a la casa de mi madre. Yo me quedé en la zona constitucionalista, por cierto, en la casa de Orlando Martínez, donde viví seis meses”, rememora. Allí nació una amistad profunda con el periodista asesinado años después. “Hice una relación de hermandad con Orlando y con su familia. Fue una relación intensa.”
Tras la derrota del movimiento constitucionalista, Narciso pasó más de cinco años en clandestinidad y dos en el exilio durante los doce años de Joaquín Balaguer. “Crucé primero a España, luego a París, Rumanía, la Unión Soviética y después a Italia”, relata. En Moscú realizó estudios sobre el capital y el marxismo.
Regresó al país clandestinamente el 26 de enero de 1973, día del natalicio de Duarte, con identidad española y el apoyo del Partido Comunista de España. “Me había ido a finales del 70”, precisa.
A pesar del tiempo y las derrotas políticas, Narciso mantiene la convicción de que su causa conserva sentido. “El sistema está en decadencia, en descomposición, pero sigue siendo agresivo. Han surgido fuerzas neofascistas, pero esa pretensión de hegemonía absoluta de un mundo unipolar está rota, superada. Eso abre nuevos caminos”, reflexiona.
Considera que quienes han fracasado son las élites capitalistas, responsables, a su juicio, de haber “podrido el poder” en República Dominicana. “Aquí tenemos un Estado delincuente, con vocación de narcoestado. No puede haber más corrupción ni más narcocorrupción. Aquí hay una narcoeconomía fuerte”, sentencia.
Coyuntura Peligrosa:
Desencanto y Esperanza. El veterano dirigente político reconoce que los procesos de decadencia traen consigo fenómenos peligrosos. Sin embargo, cree que los movimientos de transformación surgen precisamente del dolor y la opresión. “De los niveles de dominación surge la inteligencia del cambio”, afirma con serenidad.
Sobre la posibilidad de que en República Dominicana se gesten nuevas ideas revolucionarias, responde con firmeza: “Las ideas existen. Existen organizaciones. Se hacen esfuerzos de unidad, ojalá den frutos. Pero también nos han robado la memoria histórica.”
Denuncia que el sistema educativo y los medios de comunicación han contribuido a borrar los referentes de lucha. “A los jóvenes tú les preguntas sobre el 14 de Junio o sobre Abril del 65 y no saben qué responderte. Eso fue programado”, sostiene.
No obstante, confía en que las circunstancias sociales obligarán a las nuevas generaciones a reencontrarse con la historia. “Los hechos son tan contundentes que afectan a los jóvenes. Falta reproducir en un lenguaje accesible el conocimiento de la historia y de la realidad. Cuando eso se logre articular, el movimiento volverá a reproducirse”, asegura. Para Isa Conde, los procesos sociales no se miden por una vida individual. “Uno quisiera que los cambios se produjeran en vida de uno, pero la historia se mueve en grandes ciclos. Lo último que se puede perder es la esperanza, y eso no lo van a lograr con nosotros.”
Aunque su vida ha estado marcada por la clandestinidad, la persecución y la polémica, Narciso conserva espacios de ternura y sencillez. “En mi tiempo libre, que es poco, trato de ir al mar, a la playa, dormir, una nadadita. Me gusta la lectura, el cine… aunque mi vida ha sido muy restringida por razones de seguridad”, comenta.
Los Ataques al Movimiento Revolucionario
El movimiento revolucionario no fue derrotado en las calles, afirma Narciso Isa Conde, sino “por la estrategia contrarrevolucionaria de Estados Unidos, que combinó represión, infiltración y dominación cultural”. Según sus cálculos, unos 5,000 agentes de la CIA operaban entonces en el país para desarticular la izquierda. A pesar del desgaste de las décadas siguientes, Isa Conde no reniega de su historia.
“El movimiento que no fue derrotado militarmente terminó erosionado por la represión y las divisiones internas”, reflexiona. Reconoce la pérdida de figuras esenciales como Manolo Tavárez y Caamaño, pero defiende la vigencia de sus ideales.
Además del orgullo familiar, recuerda con la misma intensidad su participación en los momentos de lucha. Dice que sobrevivió no sólo en el plano físico —“yo sobreviví físicamente a base de técnicas clandestinas y de mucho respaldo y protección de gente a la que le agradezco infinitamente”— sino también gracias a los lazos construidos con distintos sectores de la sociedad.
Resalta, en particular, el papel de ciertos grupos eclesiásticos: “El Partido Comunista Dominicano fue el primer partido de izquierda que abrió el proceso de diálogo con los cristianos revolucionarios, con los cristianos comprometidos, con los primeros sacerdotes que incursionaban en la lucha.”