Los 5 países que pueden hacer despegar (o hundir) la economía global en 2016

Los 5 países que pueden hacer despegar (o hundir) la economía global en 2016

Los 5 países que pueden hacer despegar (o hundir) la economía global en 2016

El panorama para la economía global 2016 no es optimista.

El año comenzó con los peores nubarrones del 2015: caída bursátil china, impacto en las bolsas del mundo y hasta desaceleración de EE.UU., como la guinda al postre.

No sorprende entonces que, en su último informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) volviera a revisar a la baja sus propias proyecciones de crecimiento de la economía mundial: de 3,4% a 3,3%.

Con este panorama de fondo, BBC Mundo identificó cinco países que podrían ser clave para que la economía salga del estancamiento o se sumerja lentamente en una desaceleración sin retorno.

En ese grupo se encuentran Estados Unidos, China, Alemania, Japón y Corea del Sur.

1. Estados Unidos

El viejo adagio decía que si Estados Unidos estornudaba, el mundo se resfriaba.

Estados Unidos: economía clave

  • 2% Crecimiento estimado en 2015
  • 4,5% Déficit fiscal como porcentaje del PIB
  • 111% Deuda pública como porcentaje del PIB

Más allá de si esta visión era correcta en el pasado, está claro que en este presente post-2008, EE.UU. no basta para arrastrar por sí solo al resto del mundo.

El cálculo provisorio es que la economía estadounidense creció un poco más del 2% en 2015.

Para convertirse en un polo de demanda global que levante al resto tendría que crecer el doble.

Michael Ivanovitch, director ejecutivo de la empresa financiera global MSI, le explica a BBC Mundo que la mayor economía del mundo tiene poco margen para expandirse más allá de como lo está haciendo en la actualidad.

«Con un déficit presupuestario equivalente al 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB) y una deuda pública del 111%, Estados Unidos no tiene margen de maniobra para un estímulo fiscal», añade Ivanovitch.

A este panorama se añade el aumento de las tasas de interés anunciado en diciembre.

La tasa se ubica entre 0,25% y 0,5% anual, nivel históricamente bajo, pero el incremento pone fin a 9 años de tasas intocables.

Por el momento, este cambio de dirección ha tenido un impacto neutro en Estados Unidos, pero ha causado nerviosismo en muchos países emergentes que temen una fuga de capitales hacia el norte.

2. China

En 2009, un gigantesco programa de inversión estatal china fue decisivo para sacar al mundo de la recesión.

¿Puede repetirse ese milagro en 2016?

En los dos últimos años, la locomotora china ha bajado su ritmo de crecimiento.

Luego de superar durante dos décadas una expansión anual promedio del 10%, en 2015 ha luchado por mantenerse en el 7%.

En diciembre, la producción industrial volvió a retroceder. Y no es el único indicador a la baja.

La caída de las exportaciones, la fuga de capitales y las turbulencias bursátiles revelaron una fisonomía más problemática de la economía china, que desde 2010 se ha embarcado en un cambio del modelo basado en la exportación y la inversión a otro más centrado en el consumo interno.

¿Es la actual desaceleración un simple ajuste ante un ambicioso cambio de modelo o es una señal de descalabro de un sistema insostenible?

En el Economist Intelligence Unit (EIU), la unidad de análisis del semanario británico The Economist, sostienen que China es el gran peligro que enfrenta la economía global este año, aunque siguen prediciendo que en 2026 alcanzará a Estados Unidos al menos en términos nominales.

Dado el cambio de modelo, pocos apuestan a que el Estado se ponga al frente de un nuevo megaprograma de inversión pública.

Sin embargo, según Michael Ivanovitch, hay señales positivas a la vista.

«La explosión de la venta por Internet y el incremento de ventas en comercios del 11%, en octubre, son señales positivas. Para seguir avanzando China necesitará reforzar más su seguridad social para que la gente ahorre menos por miedo a los altos costos de la salud y la educación», le dice a BBC Mundo.

3. Alemania

El FMI, el Banco Mundial y analistas privados coinciden que la eurozona se ha convertido en uno de los grandes obstáculos de la economía mundial.

Con un superávit de cuenta corriente de US$280.000 millones (o 8,3% del PIB) – y cuentas fiscales equilibradas, Alemania estaría en una buena posición para estimular su economía y ayudar a los otros 18 miembros a salir de la actual parálisis.

Pero, según Ivanovitch, no hay perspectivas de cambio en la actual política alemana.

«Se habla de que Alemania está financiando al resto de la eurozona, pero no se dice que siempre recupera su dinero porque el resto le compra sus máquinas, equipamientos, autos. Un 55% del superávit comercial germano viene de Europa».

«La austeridad que le impone a todo el mundo es un desastre que no tiene nada que ver con una lógica económica, sino con lo que la misma Angela Merkel dijo en su momento de que había que enseñarle una lección a los que no respetan las reglas fiscales. Esto no ha cambiado», agrega.

En medio de esta austeridad, el Banco Central Europeo (BCE) ha sido el único foco de estímulo a través de su política de flexibilización monetaria (variante moderna de la impresión de dinero para activar la inversión y el consumo).

Sin embargo, la presión alemana por la austeridad se hace sentir en el interior mismo del BCE.

«En octubre el presidente del BCE, Mario Draghi, insinuó una política de mayor estímulo. El anuncio que hizo en diciembre decepcionó a los inversores que esperaban una intervención mucho más fuerte», le comenta a BBC Mundo Mike Jakeman, analista global del EIU.

4. Japón

En las dos últimas décadas, la tercera economía del mundo, Japón, ha sido más parte del problema que de la solución.

Mucho dependerá de si la política del primer ministro Shizo Abe de estímulo fiscal, flexibilización monetaria y reforma estructural –llamada «Abenomics» – consigue reactivar la economía.

Según el EIU, el crecimiento de Japón en 2016 será similar al de 2015: alrededor del 0,7%.

Pero mucho depende del color del cristal con el que se mire.

Como indica el mismo EIU, si la economía nipona se mide tomando en cuenta la curva demográfica de una sociedad con permanente descenso de la población económicamente activa, este crecimiento será del 2%.

Pero si uno mira la deuda pública de más del 200% del PIB, el panorama es menos benigno.

«Dados los problemas fiscales de Japón, lo único que puede hacer es seguir con la flexibilización monetaria y buscar como siempre la salvación en las exportaciones», indicó Ivanovitch.

En este sentido, más que convertirse en una fuente de demanda para el resto del mundo, Japón depende de la demanda del resto para su propio crecimiento: por este lado, el estancamiento global no tiene salida.

5.Corea del Sur

Corea del Sur, uno de los nuevos países industrializados, no tiene las restricciones fiscales de Japón.

«Con un presupuesto equilibrado, una moneda estable y sin inflación, tiene espacio para estimular su economía», explica Ivanovitch.

El problema es que, en el mejor de los casos, esto puede servir para estimular la región, pero no le alcanza para reactivar al mundo.

«Tiene mucho menos influencia que Japón. Y un problema adicional. Exporta mucho a China, cuya demanda está disminuyendo», afirma por su parte Mike Jakeman, analista global del EIU.