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Los 46 dominicanos que piden asilo político en Grecia, a más de 9.000 kilómetros de su tierra

BBC Mundo Por BBC Mundo

¿Cómo terminaron 46 ciudadanos de República Dominicana pidiendo asilo político junto a miles de refugiados sirios en Grecia, a más de 9.000 kilómetros de su tierra?

La respuesta a esta pregunta está en algún lugar de la colina pelada donde está ubicado el gigantesco centro de recepción de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos.

Pero, para encontrarla, primero hay que negociar el intrincado laberinto de tiendas de campaña y barracas prefabricadas donde el gobierno griego alberga a miles de solicitantes de asilo llegados acá por el mar Egeo.

«Actualmente hay entre 3.500 y 4.000. La verdad es que es imposible saber exactamente cuántos», me dice el director del centro, Spyros Kourtis, mientras caminamos hacia una zona del mismo donde cree podremos encontrar a lo que estoy buscando.

«La mayoría son sirios, pero también hay muchos de Libia, Afganistán, Paquistán, Nepal y últimamente de India», explica.

Y encontrar entre ellos también a ciudadanos dominicanos fue una sorpresa.

«Para nosotros es como si fueran del Polo Sur», le dice Kourtis a BBC Mundo.

Y el intenso calor del mediodía ayuda a reforzar la sensación de lejanía que quieren transmitir sus palabras.

Con España como objetivo

Efectivamente, a vuelo de pájaro hay 9.261 kilómetros de distancia entre Santo Domingo –la capital de República Dominicana– y Mitilene, la capital de Lesbos.

Y para entrar a Europa desde el Caribe por el este de Grecia no sólo hay que dar un inmenso rodeo: en los últimos dos años la llamada ruta del Mediterráneo ya se cobró unos 8.000 muertos.

¿Qué lleva a los dominicanos a correr semejante riesgo y convertirse así en protagonistas involuntarios de la crisis de migrantes más grande de la era moderna?

«La búsqueda de un bienestar», me dice Kelvin, (no es su verdadero nombre), a quien encuentro protegiéndose del sol de mediodía en una pequeña tienda de campaña en Moria junto a tres de sus compañeros.
asilo esperan en el campo de Moria.

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Los solicitantes de asilo esperan en el campo de Moria.

«El de nosotros es un país difícil. Es un país que se cogen penas, se coge lucha», explica este nativo de Santo Domingo.

«Y uno viene aquí a trabajar, a hacer algo», asegura.

«El de nosotros es un país difícil. Es un país que se cogen penas, se coge lucha «, dice Kelvin.

Cuando dice «aquí», sin embargo, ni él ni sus camaradas se refieren a esta boscosa isla de 80.000 habitantes que viven del turismo y la agricultura; ni tampoco a Grecia.

«La idea era llegar a Europa. Si Dios quiere y lo permite, tener chance de coger para España», admite Kelvin.
Y dentro de la pequeña tienda los demás asienten.

El factor Turquía

Efectivamente, según cálculos de la Unión Europea hay más de 170.000 dominicanos en el continente europeo y la inmensa mayoría (más de 130.000) residen en España, su segundo destino en el exterior después de EE.UU.

Dominicanos-Grecia-emigrante-asilo-Lesbo
No se sabe exactamente cuántos migrantes y solicitantes de asilo esperan en Lesbos.

En Italia hay casi 25.000. En Alemania más de 7.000.

Comparativamente, los dominicanos en Grecia son tan pocos que no se incluyen regularmente en las estadísticas.

Pero hay puntos en los que la costa de Lesbos está a nada más 10 kilómetros de Turquía.

Y ahí está la clave de esta sorprendente ruta, pues para entrar a Turquía los ciudadanos dominicanos no necesitan la visa que sí les exige la Unión Europea.

«La idea era llegar a Europa. Si Dios quiere y lo permite, tener chance de coger para España»
Kelvin, migrante dominicano

«A uno le pintan cosas: que vueles a Turquía porque así ya estás cerca de Europa, que esto, que lo otro. Te dicen: ‘Dame tanto que yo te voy a hacer llegar ahí’, te dicen que va a ser fácil encontrar trabajo», le dice a BBC Mundo Kelvin.

«Pero la persona que me mandó, si yo la conociera, tuviera problemas conmigo, porque esta pela que estoy pasando es desagradable», se queja.

El ecuatoriano de Lesbos

Además de República Dominicana Ecuador es el único otro país latinoamericano cuyos ciudadanos no requieren visa para entrar a Turquía, pero sí a la Unión Europea.

Pero en el centro de registro de migrantes de Moria, en Lesbos, solamente hay un ecuatoriano: José Espinoza, de 37 años.

José Espinoza habla turco con fluidez.
José Espinoza habla turco con fluidez.

«Yo tenía siete años viviendo en Turquía. De hecho hablo turco perfectamente», afirma Espinoza.
«Pero quería cruzar a Europa porque la cosa se están porque la cosa se están poniendo fea allá. Puras bombas es ese país», le dijo a BBC Mundo.

Un cruce riesgoso

El sentimiento de haber sido engañados, por los traficantes o sus intermediarios, es una constante entre los dominicanos que intentan el viaje.

«Te dicen que vas a cruzar una fronterita, un río. Pero son cuatro horas en el mar», cuenta Rommel (tampoco es su verdadero nombre), quien como Kelvin ya pasa de los 30 años.

«Te dicen que vas a cruzar una fronterita, un río. Pero son cuatro horas en el mar»
Rommel, migrante dominicano

«Son muchos los que se han ahogado», agrega.

Como todos los que están en esta tienda, Rommel también voló a Estambul, y después de pasar algunas semanas en Turquía cruzó el mar Egeo hacia Lesbos de noche.

Y, como todos aquí, también fue interceptado por los guardacostas griegos antes de tocar tierra.

El trayecto entre Turquía y Grecia es muy peligroso en las condiciones en las que lo hacen los migrantes.
El trayecto entre Turquía y Grecia es muy peligroso en las condiciones en las que lo hacen los migrantes.

«Es muy raro que el que hace la travesía llegue a la orilla», se suma a la conversación un tercero, que pide identificarlo bajo el apodo de Nene.

Ninguno aquí quiere que se publique su verdadero nombre, aunque estos ya fueron dados a conocer públicamente por el ministerio de Relaciones Exteriores de República Dominicana.

Tampoco quieren fotografías.

Y su aprehensión es tal que no me permiten siquiera hacer fotos de lo que parecen detalles inocentes de su pequeña tienda: los zapatos que se amontonan a la entrada, la bolsa en la que guardan algunas naranjas…

«Tengo poca ropa, así que me pueden reconocer por eso», me dirá más tarde otro, llamado Ramón, cuando le propongo retratarlo de espaldas.

A merced de los traficantes

Puede que sea la vergüenza del migrante ilegal.

Pero tal vez es simple precaución para evitar represalias de las redes de traficantes que llevan años introduciendo a dominicanos de forma ilegal a la UE por Grecia desde Turquía, a menudo forzándolos a involucrarse en otras actividades ilegales.

En marzo de 2011, por ejemplo, 69 mujeres y 16 hombres fueron repatriados desde Grecia a República Dominicana por haber ingresado ilegalmente al país heleno.

Muchos migrantes llegan engañados sobre el viaje o con falsas promesas de empleo.
Muchos migrantes llegan engañados sobre el viaje o con falsas promesas de empleo.

Y en esa oportunidad, varias de las repatriadas denunciaron haber sido forzadas a dedicarse a la prostitución luego de haber sido engañadas con promesas de empleo en España.

Lo mismo declararon también las 14 mujeres liberadas por la policía griega en julio de 2013, como parte de un operativo contra una red internacional de tráfico de dominicanas.

La operación, bautizada Acrópolis-Caronte, se saldó con la supuesta desarticulación de la banda y el arresto de 73 personas –incluyendo numerosos dominicanos– en Turquía, Grecia y España, en noviembre de ese mismo año.

Pero todo, sin embargo, indica que la ruta a través de Turquía sigue abierta.

Sólo que el mayor control en las fronteras luego del acuerdo suscrito entre Turquía y la UE para enfrentar la crisis de migrantes está haciendo más complicado el trayecto.

La ruta de Lesbos

Es también por eso que más y más dominicanos están pasando por islas como Lesbos.
La cancillería dominicana le dijo a BBC Mundo que sabe que 46 que han solicitado asilo político en el centro de Moria y que también conoce de 6 dominicanos en la isla de Kos, también cercana a Turquía.

Pero esa es sólo una pequeña muestra.

Funcionarios de la Autoridad Portuaria de Lesbos estiman que desde inicios del año a la fecha ellos han interceptado a unos 150 dominicanos.

El número de refugiados que llegan a Lesbos se ha reducido drásticamente.
El número de refugiados que llegan a Lesbos se ha reducido drásticamente.

Y mientras el número total de refugiados se ha reducido de forma significativa en los últimos dos meses –pasando de miles todos los días a no más de 50 diarios, y en algunos casos cero– el número de dominicanos parece ir en aumento.

De hecho, los operadores de servicios de transferencias de dinero en Mitilene dicen recibir visitas de ciudadanos de República Dominicana todos los días.

«Es algo que empezamos a notar sobre todo a partir del mes pasado», le dice a BBC Mundo Dmitris Kotrotsios, de la agencia Mytonis Travel, donde opera una sucursal local de Western Union.

«De hecho, la mujer que se acaba de ir era de Dominicana», me cuenta.

Pero cuando salgo corriendo a la calle a buscarla, ya no la veo.

No está en el paseo que rodea la pequeña bahía en la que hay atracados algunos veleros, ni en ninguno de los pintorescos cafés que observan el puerto.

Movimiento libre

¿Cómo reconocer a otros posibles dominicanos? ¿Dónde encontrarlos?

Mientras recorro las apretadas calles de Mitelene caigo en cuenta de que físicamente muchos no deben ser muy diferentes de los migrantes sirios, libios o africanos.

Y, de hecho, también conozco dominicanos que, a juzgar por lo que veo aquí, también podrían pasar por griegos, aunque dudo que, como ellos, acostumbren frecuentar los restaurantes y bares de la zona del puerto.

Los migrantes aspiran a salir de Moria cuanto antes y continuar el viaje.