Cuando todos supimos de los 132 agentes que tiene a su servicio el “generalísimo” Nelson Peguero, director de la Policía Nacional, para él y su familia, hicimos cálculos de cuánto se gasta el Estado en pagar a esas 132 almas cada mes, llegando a casi dos millones de pesos.
En realidad, envidiamos al general Peguero que puede y obliga a disponer a su antojo de seres humanos que le cuiden las espaldas en esta delincuencia que vivimos, no vaya a ser que por casualidad se vea en medio de una balacera dentro del marasmo de violencia.
Casi dos millones de pesos en sueldos a esos 132 seres humanos que bien podrían estar en las calles custodiando a la sociedad en su conjunto, en barrios peligrosos y no a un solo hombre y su “sagrada” familia en franco uso autoritario y desmedido. Demencial, surrealista.
Solo en países como este donde los cuerpos castrenses están desfasados y sus jefes con ínfulas de pequeños dictadores circulan con un absurdo y exagerado séquito sin necesidad.
Fuera este país un lugar de respeto, y el mismo Presidente hace valer su condición de jefe de Estado y finiquita esta situación.
Este escándalo nos confirma una vez más lo dañado y permisivo que está el sistema y cómo aquellos que se supone que deben predicar con el ejemplo son realmente lo peor de la sociedad. ¿Cómo es posible que esto suceda y no ocurra nada?
Ese dinero nominal que gasta el Estado para salvaguardar las espaldas del general Peguero serían mejor utilizados invertidos en sanear y reformar el aparato policial de este país, en una subida sustanciosa de sueldos y no de ir por la vida privando en que a usted hay que protegerlo más que al Presidente.
Pero en este país de servilismo, en este Macondo de la vida, real donde el surrealismo de la cotidianidad es un chiste, este eterno aparataje desmedido en la clase política y autoritaria no es el único caso.
Parece que el general Peguero y su familia “olvidan” que a esos 132 individuos los pagamos nosotros. Que este pueblo es consciente de su deficiencia dentro del aparato policial como máxima autoridad y de lo contaminada y putrefacta que está la Policía de este país.
!Qué pena que los militares del 65 no sean los de hoy!! Las cosas que estamos viendo en este país no son normales.