La claridad es uno de los puntos claves dentro de la comunicación asertiva. Ojo!, ser claros no es como aquellas personas que dicen: “yo digo las cosas como son”.

Claridad, en este punto es ejercer el derecho a expresar tus necesidades, sentimientos o deseos de manera apropiada y respetuosa.

También es importante que ubiques el lugar y el tiempo apropiado para sostener esa conversación. Recuerda que la pasada semana, mencioné la necesidad de tomar el tiempo necesario para calmar tus emociones y una vez tranquil@ y con las ideas y los conceptos claros, iniciaras el diálogo. Busca un lugar tranquilo y bien iluminado para evitar malas interpretaciones o un ambiente intimidatorio.

En este punto es muy importante elegir el tono de voz a utilizar, la manera en que articulamos las palabras. Un tono muy alto o rápido pueden llevar al receptor a pensar o sentir que estás enojad@. Un tono muy bajo o lento puede agotar y desanimar a la otra persona.

La postura corporal y los gestos que se realizan durante la conversación también tienen su propia lectura para el receptor. Es fundamental mantener clara la idea de lo que se quiere conseguir mediante esa conversación. El mensaje debe ser bien pensado y dirigido, o se podría lograr el resultado contrario a lo deseado, o no lograr nada de lo deseado.

Mantente abiert@ y receptiv@ a las respuestas de tu interlocutor sin que eso te distraiga de tu objetivo en la conversación. No dudes en preguntar por clarificación, pues ayuda evitar malos entendidos y te da tiempo extra para organizar tus pensamientos.

La próxima semana concluyamos el tema tratando sobre la formulación y presentación de tus necesidades y deseos durante la comunicación.