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Locos o cuerdos…

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.
📷 Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Hay frases que repetimos con ligereza en el día a día: “Ese está loco”, “fulano perdió la cabeza”, “yo no estoy en mis cabales”. Nos reímos, lo usamos como muletilla, pero pocas veces nos detenemos a pensar en la profundidad y la crudeza que hay detrás de esas palabras.

¿De verdad estamos locos o hemos normalizado tanto la falta de salud mental que preferimos no hablar de ella?

La reciente declaración del Observatorio de Salud Mental y Bienestar de la PUCMM no debería pasar desapercibida. No es un comunicado más, no es un ejercicio académico aislado.

Es una llamada urgente a reconocer que la salud mental en República Dominicana atraviesa una crisis que ya no se puede esconder debajo de la alfombra.

Los datos son claros: ansiedad, depresión y estrés se disparan en la población, y en los últimos dos meses al menos siete muertes se han vinculado directamente a problemas emocionales no atendidos.
Nos guste o no, vivimos en una sociedad que aún estigmatiza lo psicológico.

Tal vez decimos con orgullo que vamos al cardiólogo o al dermatólogo, pero ¿quién comparte con la misma naturalidad que tiene cita con su psicólogo o psiquiatra? Mientras tanto, el costo de ese silencio es altísimo: familias rotas, jóvenes atrapados en la desesperanza, adultos funcionales por fuera, pero quebrados por dentro.

La PUCMM, a través de su Observatorio y el Laboratorio de Emociones, Salud y Ciberpsicología, está levantando un estandarte en medio de este desierto. Validación de pruebas adaptadas a nuestra realidad, terapias breves y de bajo costo, innovación tecnológica como la app ArmonIA, apertura de servicios clínicos universitarios y plataformas digitales como Bemocional… todo esto es un rayo de esperanza, pero no bastará si el país sigue viendo la salud mental como un tema “de otros” o “de locos”.

El doctor Zoilo García lo dijo con claridad: no se trata de esfuerzos aislados, sino de la suma de voluntades que implica al Estado, sector privado, la academia y a cada uno de nosotros.
Implica entender que hablar de salud mental es hablar de productividad, educación, desarrollo y futuro.

La verdadera locura
¿Locos o cuerdos? Tal vez la verdadera locura sea seguir mirando hacia otro lado mientras perdemos vidas que pudieron salvarse con un acompañamiento oportuno, con políticas públicas serias y con una sociedad menos indiferente, y es que la la cordura está en aceptar que necesitamos ayuda, en derribar prejuicios y en unir fuerzas para construir un país más sano, justo y humano.

Quizás la pregunta no es si estamos locos o cuerdos, sino si estamos dispuestos a elegir el lado de la cordura colectiva: reconocer que la salud mental es un derecho, no un privilegio.

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