Se podría escribir una antología de frases mentirosas con las que, a pesar de todo, se deja contento y hasta agradecido a aquel a quien van dirigidas las frases en cuestión.
La más socorrida de esas frases mentirosas es: No te preocupes, que lo tuyo está caminando.
Dicen por ahí que la esperanza es lo último que se pierde. De ahí que, por más frustraciones que se sufran, siempre queda abierta una brechita de credulidad cuando esa persona con mucho poder le dice a uno, con unas palmaditas cariñosas en la espalda, que el asunto está caminando.
Otras frases alternativas, pero que conducen al mismo fin, son las siguientes:
Se está trabajando en eso, Vamos a juntarnos un día de estos para resolver, La semana que viene nos hablamos, Yo te llamo por teléfono, Solo faltan algunos detalles, y así por el estilo.
Conclusión: no crea usted en palabrería hueca, no se fíe de quien le salga con una de esas frases mentirosas. Crea en usted mismo y en su propio esfuerzo. Todo lo demás es basura.