Sabes, hace unas semanas me he vuelto a poner las pilas con el cuidado de mi peso y mi bienestar. Finalmente tengo médico primario.

Desde que COVID-19 nos impactó estuve sin médico de cabecera. Al fin encontré una doctora que me inspira confianza y tranquilidad.

En el chequeo general, descubrimos que yo estaba muy confiada en que aún soy joven y saludable; los exámenes de laboratorio no estuvieron de acuerdo con esos postulados.

¿Por qué te cuento esto? Para llamar tu atención sobre las veces que probablemente tú también te dijiste: “lo tengo todo bajo control”. Hay disciplinas tan elementales como cocinar lo de diario y creer que estamos agregando poca sal. Sin embargo, la albúmina o la presión arterial podrian demostrar lo equivocado que estamos.

Yo, por ejemplo, he estado bajo mucha presión los últimos meses. Temas laborales, familiares, formativos los cuales me han dejado con escaso tiempo para lograr el balance y cuidado personal necesario para mi bienestar físico y emocional.

Parte de ser inteligente es hacer las elecciones adecuadas en el momento necesario. Admitir que no estaba haciendo bien con mi propio cuidado fue el primer paso inteligente para pedir ayuda humildemente a otras colegas quienes están especializadas también en coaching y soporte emocional. Todos somos humanos y podemos desorientarse en el camino.

Una vez de vuelta en la ruta, consciente de una alimentación balanceada y sin excesos, siguiendo un plan de acción que incluye al menos 30 minutos de actividad física a ritmo moderado y con el soporte emocional de especialistas, vuelvo a estar confiada en lograr la calidad de vida que me corresponde por derecho.

Ahora es tu turno. Reflexiona sobre tu propio ritmo, tus objetivos, el soporte que tienes para lograrlo. Si necesita ayuda, se humilde y pídela