Los accidentes de tráfico son uno de los látigos del período navideño y de fin de año. Para los fines de los organismos oficiales de asistencia las estadísticas de sus efectos se limitan a dos o tres días alrededor de las fechas de Navidad y de Año Nuevo.
En las entidades de socorro están conscientes de que es un período un poco más amplio, y también lo saben los periodistas y personas habituales en las salas de prensa.
Desde que el Gobierno y el sector privado empiezan a hacer efectivo el pago del dinero extra de fin de año, un hecho que se verifica cada vez más temprano en el mes, entre los efectos notables de pueden ser señalados los accidentes de tránsito con su secuela de daños personales y materiales.
Si cada persona que sale al volante de un vehículo de motor en este particular período del año se hace cargo de este riesgo, tal vez se puede hacer algo para reducir muertes, lesiones graves, destrucción de propiedades y pérdidas materiales envueltas en este tipo de contingencias.
Conducir a la defensiva parece en ocasiones una inclinación ajena al carácter del dominicano, pero imaginamos que no debe ser imposible.
Esta no es una obligación del Gobierno, de los organismos de socorro o de los agentes de la Digesett.
Es una prevención con un alto componente personal.
Con cuidar de la presión del pie sobre los pedales, el buen estado del vehículo propio, estar atentos de las características del tráfico y de la vía en la que conducimos, podemos evitar daños en nosotros mismo y en los otros.
