
Una descripción objetiva sobre lo que han significado para la República Dominicana los años de gestión del presidente Abinader, no deja lugar a dudas de que los índices de progreso y los avances logrados en numerosas áreas son realmente significativos, sustanciales y en algunos casos hasta históricos.
No debemos obviar el hecho de que son numerosos los retos y desafíos y es mucho lo que aún nos resta por hacer. Para ser justos y objetivos es preciso destacar, en honor a lo que debe ser una evaluación fría y objetiva, lo mucho que hemos avanzado, aunque nos queda, aún, un largo y dificultoso trecho por recorrer. Es preciso añadir que el contexto nacional e internacional en el que tiene lugar la actual gestión de gobierno, es, sin duda, uno de los más complejos y difíciles de nuestra historia.
Consideremos a seguidas la incidencia de una pandemia que provocó mayúsculos contratiempos a nivel universal, restando posibilidades, y paralizando el aparato productivo y todas las iniciativas y ejecutorias previsibles. No soslayemos el hecho que la pandemia provocó trastornos muy graves y devastadores en todos los órdenes, a la humanidad en su conjunto.
Es preciso destacar que el comportamiento gubernamental,así como del sector privado fueron, sin dudas, extraordinarios. El país ha logrado, durante el actual ejercicio del presidente Abinader, avances sustanciales en múltiples órdenes. Pero, como decía aquel eslogan político de tiempos electorales, es mucho lo que aún resta por hacer. En principio es preciso anotar que no se pueden soslayar los avances logrados, en los gobiernos de Fernández y de Medina. Como tampoco se pueden ignorar sus graves falencias, que han sido objeto de muchas dilucidaciones, principalmente en lo relativo al desempeño ético.
Desde el 1961 hasta la fecha, las diversas administraciones han concretado avances sustanciales orientados a que el país y los dominicanos alcancen metas que, en honor a la verdad, pocos países del entorno latinoamericano han logrado.
Son numerosos y evidentes los avances alcanzados durante los gobiernos de Joaquín Balaguer, Leonel Fernández, Medina y Abinader.
No todo este gobierno puede calificarse como impecables y en más de uno se produjeron eventos reprobables y distorsiones mayúsculas.
En lo concerniente a logros, es preciso mencionar al doctor Balaguer, a Fernández y a Medina y, por supuesto a Abinader. No se puede ni se debe soslayar el empuje hacia reales metas de desarrollo en el ejercicio de estos mandatarios.
Los de mayor trascendencia, a mi entender y desde mi particular optica, han sido los ejercicios de Balaguer y de Abinader, seguidos por los de Fernández y, en menor medida los de Medina.