Por: Milossis Liriano
El pasado cuatro de noviembre calles y avenidas de la capital y la provincia Santo Domingo se inundaron por las intensas lluvias en horas de la tarde que provocaron imágenes apocalípticas de carros con agua hasta la capota, tapones y basura excesiva en aguas fétidas acumuladas en las vías.
Las consecuencias del mal uso de los alcantarillados y basura acumulada se evidenciaron con las lluvias. Calles, avenidas, establecimientos comerciales y casas, sin discriminar sector, quedaron afectados. Escenario que no debe ser olvidado por las alcaldías ni los ciudadanos.
De lo sucedido, todos somos responsables de una forma u otra. Por un lado, los ayuntamientos, que no son garantes de la recolección, barrido de residuos sólidos y mantenimiento del sistema de drenaje pluvial, por el otro, los munícipes que no apoyan ni mantienen los procesos de limpieza de sus entornos.
Para que esto no ocurra nueva vez, debemos mantener la ciudad limpia, por tanto, es preciso el concurso de todos los actores sociales. Implica, además, entender que los residuos que lanzamos a las calles no solo daña la estética y vida de la urbe, también, amenaza la sostenibilidad y equilibrio del medio ambiente.
Ante ese hecho evitemos las malas prácticas y abracemos una acción integral del manejo de la basura, rescatando el esfuerzo, la convocatoria y el compromiso de todos.
La calidad de una sociedad se percibe en el cuidado y el trato que ésta da al medio ambiente. No podemos seguir siendo indiferentes, porque nos pasó factura. Es urgente informarnos y educarnos respecto al tema de la contaminación y su impacto en la calidad de vida de la gente.
El Buen Vivir “armonía con uno mismo”, con los demás y con el ambiente debemos incorporarlos a nuestro estilo de vida de una vez por todas. Pequeñas acciones en particular o en conjunto, ayudan a reducir el problema de la basura, la gestión de residuos, limpieza de calles y alcantarillas, la optimización de contenedores y los programas de concientización dirigidas al ciudadano.
Limpiar no va a arreglarlo todo, pero definitivamente ayuda. Mantener los espacios públicos limpios es un mecanismo de control que puede ayudar a las municipalidades minimizar el problema.
Un uso sostenible, responsable, racional y ético del entorno en el que vivimos es el mayor legado que podemos dejar a las futuras generaciones para el desarrollo de la vida.
Milossis Liriano, licenciada en Comunicación Social y máster en Comunicación Corporativa.